Un equipo de piragüismo compuesto por mujeres que han sobrevivido al cáncer de mama. Esa es la premisa de Dragonas Lugo, que forman parte del Club de Piragüismo Cidade de Lugo. Son catorce las integrantes de este barco que navega en una misma dirección: la de la recuperación tras haber sobrevivido al cáncer.
No todas se encuentran en el mismo punto de recuperación, en este club hay quienes han pasado por esta enfermedad hace incluso 6 años pero también hay mujeres que acaban de terminar hace días con las sesiones de quimioterapia.
Desde el mes de abril todas ellas se reúnen pala en mano en un paraje inigualable, como son las orillas del río Miño en plena reserva de la biosfera. Allí practican una especialidad de piragüismo un tanto peculiar.
La variedad de piragüismo que practican estas lucenses es conocida como Dragon Boat y dentro de ella hay una particular modalidad conocida como BCS o Breast Cancer Survivors (Supervivientes de cáncer de mama), pues sus características hacen que sea un deporte “idóneo a practicar después de un cáncer de mama”.
Así lo aseguran desde la Asociación Española de Linfedema, desde la que nos cuentan los beneficios que tiene este deporte para las mujeres que han pasado por un cáncer de esta índole, pues con su práctica mejora el estado de “toda la musculatura implicada”, desde el pectoral, hasta el dorsal y la zona escapular.
Aunque algo que muchas de estas mujeres buscan es lo que este deporte es capaz de proporcionarles psicológicamente. “Es un deporte de equipo, por un momento te olvidas de tus problemas y te centras en el grupo”. Así lo comparte Marga, una de las integrantes de este equipo.
Y es que todas ellas llegan a los entrenamientos con un propósito: evadirse y desconectar, por unos minutos, del cáncer. “Nosotras aquí no hablamos de la enfermedad, venimos a liberarnos y olvidarnos de todos los problemas… Y lo conseguimos”.
Aún no verbalizando ese pesar que supone haber sobrevivido a una dura enfermedad, todas se entienden y se dan apoyo entre sí. “El hecho de tener compañeras que te entienden y que saben que tienes tus más y tus menos hace que te sientas más arropada”.
Por eso para alguna de estas deportistas, las Dragonas son particularmente especiales e importantes no sólo en su recuperación, sino en su vuelta a la vida después de la enfermedad: “una de mis compañeras me dijo que gracias a esta iniciativa ha revivido”, asegura Marga.
Un equipo abierto a todas, y es que el piragüismo no entiende de edades: “tenemos compañeras desde los 30 a los 65 años”. Todas ellas han encontrado una razón para seguir luchando entre el río y las palas.
Y es que este equipo de Dragonas y este deporte está revolucionando la vida de cada vez más supervivientes de cáncer de mama.
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