Las aulas gallegas de la EBAU, sin chuletas tecnológicas: así funcionan los detectores de frecuencia utilizados

Los exámenes de la convocatoria extraordinaria de la Prueba de Acceso a la Universidad arrancaron este martes con normalidad general en Galicia, con un examen de Lengua Gallega y Literatura que incluía un texto para analizar sobre el turismo rural.

Fuentes de la Comisión Interuniversitaria de Galicia (CiUG) confirman que en la jornada de este miércoles, las pruebas también se desarrollaron sin incidencias, más allá de "algunos despistes" de alumnos que se dejaron el DNI en casa o que acudían a examinarse al centro equivocado.

En esta convocatoria extraordinaria, que se desarrollará hasta hoy jueves, hay matriculados un total de 2.827 estudiantes que acuden a hacer las pruebas a 14 ubicaciones distribuidas por toda la geografía gallega.

Tampoco en esta convocatoria extraordinaria los alumnos y alumnas han podido sucumbir a la tentación de mirar sus móviles o dispositivos electrónicos con el afán de copiar durante alguna de las pruebas, ya que la CIUG, entidad interuniversitaria que se encarga de organizar y corregir los exámenes en Galicia, ha empleado de nuevo detectores de frecuencia para evitar que se utilicen en las aulas.

Las chuletas tecnológicas no tienen cabida en la EBAU gallega desde el pasado año, cuando la CIUG comenzó a usar detectores de frecuencia en los centros de exámenes como medida definitiva para acabar con las chuletas tecnológicas.

Se trata de dispositivos que pueden detectar si hay algún bluetooth encendido, ya sea para usar como receptor o emisor, y por tanto saber si hay móviles encendidos aunque sea en modo avión.

Los detectores de frecuencia se pueden pasar en cualquier momento durante la prueba, ya que, además, no afectan al funcionamiento de las redes ni de la wifi, algo que sería muy contraproducente para el devenir de cada facultad.

En la actualidad se conocen al menos tres sistemas ligados a la tecnología para copiar: los relojes inteligentes, los móviles o los audífonos en el oído, capaces de recibir señales del exterior, que con los detectores tienen los días contados.

Eso sí, su uso por el momento es aleatorio, por lo que se puede tener la suerte de no ser detectado, aunque corriendo el riesgo de ser expulsado del examen si nos pillan.

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