La despedida a Chema, conserje de un colegio gallego jubilado tras 40 años: “Me costó no soltar el lagrimón”

  • Chema ha sido el conserje del Colegio Peleteiro de Santiago de Compostela, al que llegó con 20 años

  • Todos los niños y niñas del centro, casi sin excepción, le tienen un cariño muy especial

  • Alumnos, profesores y compañeros de trabajo le han organizado una despedida que tardará en olvidar

Entre aplausos y coreando su nombre: así han despedido los alumnos de Primaria del Colegio M. Peleteiro al que ha sido su conserje durante casi cuarenta años, José María Pena: su querido Chema, a quien todos “le tienen un cariño tremendo”, nos cuenta una de sus compañeras de trabajo.

Y no es para menos ya que Chema es una de esas personas que se deja querer, que sabe cómo tratar a los más pequeños, y a dónde acudir cuando éstos lo necesitan.

Chema conoce a todos los niños del colegio; se sabe sus nombres y apellidos, los cursos en los que están, los hermanos que tienen y hasta apostaría a que sabe distinguir cual es la mochila de cada uno.

El centro educativo compostelano ha sido su segundo hogar desde que tenía 20 años, primero siendo conserje del internado y los últimos veinte siendo el conserje de Primaria.

Imposible no emocionarse

Han sido muchas las personas que le han enviado estos días mensajes de cariño al saber que se jubila, pero la sorpresa más especial se la ha llevado de la mano de los alumnos, profesores y compañeros del centro, que quisieron recordarle lo importante que ha sido para todos ellos durante todo este tiempo.

Para ello hicieron pancartas, escribieron dedicatorias, dibujaron corazones y hasta dos niñas de quinto curso montaron un vídeo de recuerdo.

Imposible no emocionarse ante semejante muestra de cariño y reconocimiento que, inevitablemente, traspasó a las redes sociales, donde antiguos alumnos y compañeros también quisieron recordarle lo importante que había sido para ellos.

 

Un listón muy alto para el que llega

Ni siquiera en ese momento (en el paseíllo que le hicieron entre aplausos) quiso ser Chema el protagonista, ni dejó de pensar en el bienestar de “sus” pequeños y pequeñas, pues explica que tuvo que contener la emoción porque “no quería que me vieran llorando, tenía miedo que no supieran que era por alegría”, concisa.

Eso sí, todavía conteniendo la emoción, asegura que fue un momento “fantástico” y que le costó mucho “no soltar el lagrimón”.

Por delante ahora, disfrutar de su jubilación, con la satisfacción de saber que a sus espaldas ha dejado miles de personas encantadas de haber coincidido con él y con un listón muy alto para el que ocupará su cargo en el cole.

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