El pulpo gallego vuelve a escasear y la Xunta plantea una "parada biológica" de sus capturas

El pulpo a la gallega es uno de los platos más representativos de la gastronomía de la Comunidad y que suele gustar tanto a visitantes como a lugareños.

Pero no vale cualquier pulpo. Para que el plato se disfrute con todo su potencial, ha de ser extraído de las rías gallegas. De hecho, se estima que uno de cada cuatro ejemplares que se consumen en la Comunidad, son autóctonos.

El resto procede del continente africano (sobre todo de Marruecos) y, en menor medida, de algún país europeo, que no tiene ni el sabor ni la textura del cefalópodo local.

Es por ello que los sibaritas de este plato prefieren la materia prima gallega, también en el resto de España y del mundo, donde ha crecido mucho su demanda. Pero si ya de por sí resulta difícil satisfacer a los paladares locales, cuando escasea se complica todavía más degustar el Octopus vulgaris, que nace, se cría y se captura en Galicia.

Tercera peor campaña en la última década

Según explica La Voz de Galicia, esta campaña, iniciada en julio, “es la tercera peor de las últimas diez”. “Igual que en agosto y septiembre (cuando flaquearon las ventas), en enero y en lo que va de febrero han caído a menos de la mitad que el año pasado”.

Lo cuenta José Antonio Pérez Sieira, el presidente de la Federación Galega de Confrarías de Pescadores y patrón mayor de Ribeira, líder gallego en capturas de pulpo fresco, pero es algo que se repite en las lonjas de Burela, A Coruña, Fisterra, Corcubión, Malpica, Muros, Bueu, Vigo...

Buen ejemplo del descenso de capturas es que en lo que va de año se han subastado en Galicia 230.000 kilos de pulpo, “el 46% de los 500.000 de las primeras semanas del 2023”, según cifras oficiales de la plataforma PescadeGalicia, gestionada por la Consellería do Mar.

Durante los últimos diez años, solo hubo menos cantidad de pulpo gallego que ahora a principios del 2021, con 226.600 kilos, y del 2018, con 195.900. 

Parada biológica subvencionada

Los pescadores explican que “la escasez de esta temporada se agudiza por los temporales, que les impiden largar las nasas en mar abierto”.

Con todo, y con la vista puesta en la próxima campaña, dicen que “se abre una puerta a la esperanza porque se ve bastante cría, de distintos tamaños”, un dato relevante si tenemos en cuenta que en Galicia los pulpos de menos de un kilo deben devolverse al mar.

La Voz explica que cada año, Galicia veda el pulpo entre seis y nueve semanas “para dejarlo reproducirse y criar. Una medida de gestión “imprescindible”, dicen, porque los ejemplares de tamaño comercial de ahora proceden de las puestas de la pasada primavera.

La Consellería do Mar y las cofradías contarán con asesoramiento científico para decidir, en pocos días, cuándo empieza y cuánto dura la veda esta campaña.

Por el cambio climático y la subida de la temperatura del mar, Pérez Sieira apunta que lo complicado es «acertar con la época de desove».

Con la experiencia de otros años, que explica llegaban a las lonjas “muchos ejemplares ovados”, Pérez Sieira plantea una “posible parada biológica subvencionada”, complementaria a la veda, “a la que podrían acogerse los pescadores si detectan muchos ejemplares en reproducción”.

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