La preocupación por el vertido de pellets continúa mientras se teme que los microplásticos sigan llegando a más playas españolas. La investigación de lo ocurrido, ya en manos de la Guardia Civil, continúa, y el Gobierno ya tiene en su poder la lista de medios que la Xunta de Galicia dice necesitar para afrontar la crisis. El presidente gallego, Alfonso Rueda, pide que busquen los sacos que quedan en el fondo del mar, mientras se teme ahora que una borrasca arrastre más bolitas a la costa, donde los pellets llegaron inicialmente impulsados por la llamada ‘corriente de Navidad’.
En medio de la creciente preocupación por su impacto medioambiental, el Seprona va a recoger para su análisis el material potencialmente peligroso y hará un mapa de localización, mientras la Fiscalía reclama además a la Xunta información de la llegada de plásticos a la costa y su incidencia en las reservas naturales gallegas.
Mientras, desde allí piden al Gobierno que actúe y ponga medios para evitar el desastre: exigen que se actúe mar adentro para evitar que más microplásticos lleguen a sus playes, pero esta también es una tarea sumamente compleja.
Así, uno de los objetivos sería el de localizar los sacos que todavía quedan en la superficie antes de que se fragmenten y puedan llegar de manera desperdigada a la costa. Con ese reclamo, la Xunta ha pedido al Gobierno un refuerzo del ‘batallón de limpieza’ con un total de 11 embarcaciones, dos helicópteros, un avión y un submarino no tripulado que pueda llegar al fondo del mar y sellar el contenedor por el cual están saliendo esas bolas de microplásticos que están llegando a nuestras costas.
De acuerdo al Ministerio del Mar y Economía de Portugal, fue una ola la que provocó que el buque Toconao, con capacidad para transportar más de 8.000 contenedores, sufriese el vuelco de seis contenedores a aproximadamente 80 kilómetros de Viana do Castelo. La embarcación navegaba de Algeciras a Rotterdam cuando se produjo el incidente y, según aseguran, la tripulación del carguero, que estaba fletado por el grupo danés Maersk, dio inmediatamente aviso de lo ocurrido a las autoridades portugesas y al Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Finisterre ante el temor de las consecuencias que pudiese tener lo ocurrido.
Así, el día 8 de diciembre las autoridades europeas fueron avisadas sobre este suceso: la Dirección General de Recursos Naturales, Seguridad y Servicios Marítimos de Portugal emitió un informe en la misma madrugada del 8 de diciembre apuntando que el buque Toconao había perdido seis contenedores frente a las costas de Viana do Castelo, una información que se trasladó, además de a las autoridades portuguesas, a la Agencia Europea de Seguridad Marítima y a las autoridades españolas.
Dicho informe estaba fechado a las 4:45 horas de ese día, y en él se especifica que las autoridades portuguesas informaron del incidente el mismo día en que se produjo tras recibir la comunicación VHF de pérdida de carga por parte del Toconao.
Además, se concreta que la información fue trasladada a España, a Portugal y a la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA).
Por su parte, el Gobierno central ha asegurado que tuvo conocimiento de la llegada de pellets a las costas gallegas el 13 de diciembre, por una llamada del 112 Galicia a Salvamento Marítimo informando de que un particular había encontrado un saco de pellets en una playa.
Desde entonces, la crisis ha desembocado no solo en un problema medioambiental sino también en un conflicto político.
Según el Ministerio de Mar y de Economía portugués, los pellets habrían llegado a las costas de España impulsados por la conocida como ‘corriente de Navidad’, propia de las fechas en las que se produjo el incidente.
Con las mareas fluyendo de sur a norte, el vertido, lejos de acercarse a Portugal, fue llegando hasta las costas gallegas. En esos momentos, cuando el agua de origen subtropical gira en torno al Cabo Finisterre y penetra en el Mar Cantábrico, el escenario no podía ser más desfavorable para la llegada de los pellets a playas españolas.
De hecho, tal como recoge ABC citando la información aportada por el ministerio portugués, la también denominada ‘Corriente Ibérica hacia el Polo’ estuvo tras la dispersión del fuel del Prestige por las costas gallegas y cantábricas, y su efecto va de la superficie a aproximadamente unos 200 metros de profundidad.
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