Estas últimas semanas, las rías gallegas se han convertido en verdaderas cajas de sorpresas para lugareños y visitantes que desafiaban el mal tiempo para pasear por sus arenales.
Pero se trata de sorpresas que para nada han sido buenas o agradables, más bien todo lo contrario: durante el fin de semana pasado, solo en el tramo costero que va desde Sanxenxo hasta A Illa, el mar arrojó más de veinte cadáveres de delfín común, a los que se sumaron otros catorce ejemplares más encontrados muertos en distintas playas.
La actividad humana parece estar tras las muertes de estos cetáceos en extrañas circunstancias, aunque será la CEMMA, el organismo que estudia el fenómeno, la que nos desvele el motivo concreto de tales muertes.
Otro fenómeno que desconcierta a los ecologistas gallegos, del que no cabe duda que está causado por el hombre, es la aparición de grandes cantidades de pequeñas bolas de plástico blancas, pellets en varias playas de la zona de Porto do Son, en la provincia de A Coruña.
La influencer blondiemuser, con cerca de 50.000 seguidores en Instagram, califica el hallazgo de “desastre con todas las letras”, en un vídeo que se ha hecho viral en redes en unas pocas horas. La ecologista gallega denuncia lo que el colectivo Noia Limpa lleva semanas denunciando: que se trata de diminutas esferas de plástico de tamaño inferior a 5 milímetros, hechas de resina, que se utiliza en distintos procesos industriales, y que suponen un gran peligro para la integridad del ecosistema.
Su repentina aparición en los arenales gallegos fue notificada por primera vez en la semana del 15 de diciembre, y todo apunta a que la profusión de este aluvión de pellets se produjo a raíz de la pérdida de mercancía de un carguero que las portaba por el corredor de Fisterra.
Según narra El Correo Gallego, “el buque llevaba los pellets embalados en bolsas que cayeron al mar y, al desgarrarse, su contenido se desperdigó por el mar”.
Por el momento han sido localizados, al menos, 52 sacos intactos y repletos de millones pellets de resina en las costas de Barbanza, Muros y Noia, que pesan alrededor de 15 kilogramos cada uno, aunque se desconoce todavía la cifra exacta de sacos que permanecen a la deriva.
A pesar de que las autoridades locales garantizan que la situación se encuentra bajo control, la asociación Noia Limpa alerta de que todavía “siguen llegando oleadas de pellets a las playas de las comarcas, que quedan depositados en las rocas” y denuncian públicamente la situación: “No podemos más; no hemos conseguido hablar con las autoridades. Todavía no hay información oficial al respecto y necesitamos que la Administración actúe”, espetan, a lo que añaden que: “Es como un segundo Prestige”, una frase dilapidante que resume a la perfección lo que está pasando en la actualidad en las costas de Galicia.
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