El día siguiente al de Navidad es la fecha marcada por la Justicia para derribar un muro que durante más de una década ha tenido a los vecinos de una parroquia de Tui, en continuo conflicto.
La pelea por la propiedad de una parcela en esta localidad pontevedresa ha llegado hasta el mismísimo Tribunal Supremo, tras una denuncia inicial a la que siguieron multas, recursos y apelaciones que fueron subiendo escalafones en la Justicia.
La colocación de un portalón en el acceso a un camino público y la construcción de un muro en mitad del vial han enfrentado durante 11 años a los vecinos del lugar de Cegoñeiras, con la vecina que ejecutó dichas obras sin haber obtenido licencia por parte del Ayuntamiento de Tui.
El portalón y el muro colocados unilateralmente por esta vecina impedían a los ahora ajusticiados acceder a la entrada de cuatro viviendas de la aldea, al cerrar un espacio común de 165 metros cuadrados, dejando incluso un vehículo en su interior.
La mujer aseguraba que el camino era una parcela de su propiedad, y aunque nunca aportó su escritura, no cesó en su empeño de mantener el cierre, llevando a sus vecinos afectados a vivir un suplicio.
La primera orden de derribo la firmó el Ayuntamiento de Tui, y fue recurrida en vía contenciosa, ratificando el tribunal la demolición. Su sentencia fue de nuevo apelada por la propietaria ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que tampoco le dio la razón. Se dirigió entonces al Supremo, tribunal que acabó declarando firme (en septiembre del año pasado) la sentencia de derribo, materializada este martes por el propio Concello, que ha asegurado que “cobrará por estos trabajos a la demandada”.
Rafael González, uno de los vecinos afectados, cuenta emocionado a Informativos Telecinco que “ya son once años esperando por este momento, lo estábamos deseando”. “Después de tantos años hoy llegó el gran día”, asegura Rafael, quien no podía acceder a su casa en coche e incluso vio con impotencia como un vehículo de su propiedad quedaba entre los muros levantados por la vecina.
“El coche de mi padre se quedó aquí abandonado y se fue pudriendo con el paso del tiempo”, lamenta su hijo Mario González, “tenía ITV y estaba perfecto pero quedó totalmente inservible”, asegura.
El otro hijo de Rafael, Víctor González, también quiso hablar para Informativos Telecinco, y explica que “es una alegría poder llegar a casa por fin con los coches, antes había que venir con la compra, aunque lloviese, andando”, añade.
Esta y otras familias afectadas se quejaban, además, de que si algún día hubiesen necesitado los servicios de una ambulancia o un camión de bomberos, éstos no podrían acceder hasta sus viviendas.
Poco o nada parecía importarle esto a la vecina que construyó el muro; Alfonso González, primo de la denunciada, lo explica así: “Levantó el muro porque esta finca antiguamente estaba cerrada pero la abrieron para servirse ellos mismos, y ya luego lo usaban todos, pero aquí nunca hubo camino, el camino era otro”.
Esta circunstancia, que no pudieron documentar ante los juzgados, tampoco sirvió para calmar los ánimos de los vecinos afectados, que no se rindieron hasta que la justicia les dio la razón. “Aquí no hubo explicaciones de ningún tipo, esto cerró y se acabó”, concluye Alfonso Pereira, que hoy, como sus vecinos, celebra por fin el derribo de un muro que les supuso “un auténtico calvario”.
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