“Busco al camionero que me ayudó tras el accidente porque necesito darle las gracias”; Óscar Álvarez Álvarez lo anuncia así en La Voz de Galicia. Quiere encontrar al que define como su “ángel de la guarda”, el camionero que lo atendió y no lo dejó solo “ni un minuto” tras haber sufrido un accidente el lunes 13 de noviembre en la autovía A-55, a la altura de O Porriño.
“Necesito darle las gracias por todo”, asegura, “Estuvo todo el momento a mi lado y tranquilizándome, tanto a mí como a mi mujer por el móvil”, le cuenta a la redactora desde el hospital Álvaro Cunqueiro, donde se recupera de sus múltiples fracturas.
El conductor, que ya se ha sometido a una operación, pasará este viernes de nuevo por quirófano. “Ha sufrido fractura de cadera, de los dos fémures, de ambos tobillos, de las tibias y de todas las costillas”, explica la cabecera local.
La descripción que ofrece del camionero que se detuvo a ayudarle aquel fatídico lunes es de un hombre de pelo castaño claro, de unos 40 o 45 años y con acento que “pudiera ser del norte de Galicia”, explica.
Como pista añade que la bañera de su camión “era más grande de lo habitual”, un dato que quizás pueda ayudar a concretar la búsqueda entre los camioneros de la zona.
Óscar perdió el control del coche cuando estaba adelantando, aunque desconoce si fue por la lluvia o porque otro coche le rozó a él. Chocó contra el quitamiedos y su vehículo quedó girado en sentido contrario, impactando de frente con el vehículo al que acababa de adelantar.
Los ocupantes del otro vehículo también resultaron heridos y Óscar lamenta no poder pedirles disculpas en persona “debido a todos los huesos que tengo rotos”, pero aseguró que espera poder hacerlo en cuanto se recupere.
El conductor, que lo acompañó y cuidó durante casi media hora, le dijo que le dejaría sus datos a la Guardia Civil de Tráfico para que pudieran contactar con él “pero no dejó sus datos y ni siquiera aparece en el parte”, asegura, “así que no encontré otra forma para intentar localizarlo” dice refiriéndose al medio de comunicación local.
“Estás vivo por un centímetro”, le explicó el médico. Esa es la distancia a la que quedó el esternón de tocar el corazón, sumado al peligro de que las costillas se clavaran en los pulmones, por lo que es todo un milagro que este hombre siga con vida.
El hombre necesitará un tiempo considerable para recuperarse de sus heridas, y mucho más para olvidar los detalles de aquel fatídico adelantamiento, que lo llevó, sin pretenderlo, a conocer a su particular "ángel de la guarda" sobre ruedas.
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