La instrucción judicial por el accidente de un autocar que se precipitó al río Lérez en la N-541 en la Nochebuena del año pasado, en el que siete personas perdieron la vida y tan solo dos sobrevivieron, ha continuado este jueves con la declaración en sede judicial de la superviviente Rosario González.
Esta pasajera, que regresaba de visitar a la pareja de una amiga en la cárcel de Monterroso, ha declarado este jueves en sede judicial en calidad de testigo.
Pese a que el informe pericial del equipo de reconstrucción de accidentes de la Guardia Civil apunta como causa principal la velocidad a la que iba el autobús, señalando que iba a 90 kilómetros por hora en una zona limitada a 80, Rosario ha hablado con los medios asegurando que sólo tiene “buenas palabras” para el conductor.
Rosario, que tiene secuelas físicas y psicológicas a raíz del suceso, asegura que bajo su punto de vista, “la conducción era la correcta”, y añade entre lágrimas que “conducía perfectamente para las condiciones en las que estaba la vía”, y añade que “no había suficiente iluminación, no se veía nada”.
A la pregunta de si cree que el conductor iba demasiado rápido, Rosario reitera que “no vi el cuentakilómetros pero iba bien”, y que añade que en ningún momento tuvo la sensación de inseguridad.
Su abogada ha ratificado este testimonio, asegurando que su clienta ha declarado lo mismo que defendía hasta ahora y que declaró en la denuncia: que el conductor iba conduciendo perfectamente con unas condiciones climatológicas muy adversas y que la sensación que ella tiene es que “el autobús se deslizó en el agua”.
Asegura que su clienta “está muy agradecida al conductor que la ayudó a salir del agua e intentó ayudar a otras personas”.