El autobús que se precipitó al río Lérez en la tarde de la Nochebuena de 2022, en Cerdedo-Cotobade, en el que perdieron la vida 7 personas, pudo accidentarse a causa de un exceso de velocidad para las condiciones de la vía.
Estas eran las primeras hipótesis que barajaba la Guardia Civil, que ha concretado en su informe pericial que en el momento de producirse el siniestro, el autocar circulaba diez kilómetros por encima del límite de velocidad, por lo que transitaría en torno a los noventa kilómetros por hora, estando el tramo limitado a 80.
El documento redactado por los investigadores de la Guardia Civil añade datos sobre las circunstancias meteorológicas que se registraban aquel fatídico 24 de diciembre y del estado de la carretera, cuyas obras de reparación han comenzado hace escasas semanas y que se prevé que concluyan en diciembre del 2024.
El conductor del autobús, Carlos Monzón Casales, que deberá comparecer en noviembre en el Juzgado de Instrucción número uno de Pontevedra en calidad de investigado en relación con siete delitos de homicidio por imprudencia, mantiene que circulaba a 70 kilómetros por hora, cuando dice “se encontró con una bolsa de agua en las proximidades del cruce de Serrapio” y que “las ruedas traseras se bloquearon”.
Monzón asegura que el autobús hizo aquaplanning deslizándose hacia el margen izquierdo del viaducto para rebotar hacia el lado derecho donde los guardarraíles y la barandilla del puente no soportaron el impacto del vehículo y se precipitó al río Lérez.
En la causa abierta se ha personado como acusación popular, según aseguró este jueves su presidente, Alberto Peillet Álvarez, la Asociación Gallega de Transporte de Viajeros por Carretera (Galibus).
Peillet confirmó que han remitido un informe pericial de parte al juzgado encargado del caso, que se suma al elaborado por la Guardia Civil y en el que, entre otras cuestiones, critica por ejemplo, que no se tuviese certeza desde el primer momento del número exacto de viajeros que iban en el autocar y que fuese el testimonio de la única superviviente (además del conductor) de la existencia de una séptima víctima mortal.