El trágico accidente de un autobús que cayó al río Lérez, en el que murieron 7 personas, sigue dando de qué hablar un año después. La fase de la instrucción todavía inconclusa apunta a las condiciones climatológicas que contribuyeron a que el conductor no pudiera controlar el vehículo que se precipitó casi 40 metros. El informe técnico de la Guardia Civil señala al conductor por no reducir la velocidad adecuándola a las circunstancias del terreno.
Un año después el accidente del autocar que cayó al río Lérez la pasada Nochebuena el caso está todavía en instruccion. La Guardia Civil sospecha de que la causa fue la velocidad que superaba los 80 kilómetros por hora de ese tramo. Dos supervivientes, uno de ellos el conductor, alegan fallos técnicos y una climatología adversa, que impedía la visibilidad provocando que el autocar hiciera aquaplaning .
El tacómetro, instrumento que hubiera podido dar pruebas de la velocidad del vehículo quedó demasiado dañado tras el impacto y la inmersión durante días bajo el agua.
El Informe de los especialistas del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) ha determinado en base a cálculos sobre la posición del autobús en el momento del accidente que el conductor iba a 90 kilómetros por hora en un tramo en el que la velocidad permitida es de 80 sin que la adecuara a las condiciones de lluvia y de la carretera.
El conductor C. Monzón, de 63 años, con una prueba de alcoholemia negativa y vasta experiencia, se enfrenta a una pena de 3 a 18 meses de multa e inhabilitación para conducir.
El accidente en el que murieron 7 pasajeros la pasada Nochebuena continua en los juzgados sin conclusiones, sin responsables y sin indemnizaciones para los familiares de las víctimas, que todavía se enfrentan a la resistencia de la compañía aseguradora que podría alegar que las víctimas no cumplían las medidas de seguridad al no llevar el cinturón.