El obrador de gaitas más antiguo de Galicia, cierre por jubilación
Tras más de doscientos años de actividad ininterrumpida, el taller de Joaquín Espiño cerró sus puertas el pasado 10 de noviembre
Espiño lleva 47 años dedicándose a hacer gaitas, “aprendí el oficio observando a mi padre”
Sus hijas, ambas con carrera universitaria, no quieren seguir la tradición familiar creando instrumentos de madera
Cuenta La Voz de Galicia que en San Martiño de Riobó (A Estrada) hay un taller de gaitas y requintas del que han salido cientos de instrumentos y que el pasado 10 de noviembre cerró sus puertas tras más de doscientos años de actividad ininterrumpida.
El motivo no fue otro que la jubilación del lutier, el estradense Joaquín Espiño Martínez, y que las hijas de éste, ambas con carrera universitaria, no deseaban continuar con el oficio.
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En Informativos Telecinco nos acercamos a esta parroquia pontevedresa para hablar en primera persona con Joaquín Espiño y nos ha contado que el origen de este taller se remonta al año 1790, cuando un antepasado suyo, también llamado Joaquín, empezó a fabricar “todo tipo de artilugios de madera para ganarse la vida”.
Nos cuenta Joaquín que el de los García de Riobó era "el taller más antiguo de Galicia”, del que han salido auténticas piezas de coleccionismo.
Cada creación es distinta, única y especial
El trabajo de estos artesanos tiene todavía más mérito si tenemos en cuenta que todos los antepasados que creaban en el taller lo hacían con sus manos: las herramientas eran muy rústicas y las fabricaban ellos mismos. “Hoy en día ya hay maquinaria adecuada y moderna que facilita mucho las cosas pero antes no había nada de eso” explica.
Aun con todo, Joaquín calcula que una gaita podía llevarle una semana o un poco más, y que cada creación es distinta, única y especial.
No es de extrañar que entre sus clientes se encontraran algunos de los más prestigiosos gaiteros de Galicia y que recibiese pedidos de más allá de nuestras fronteras.
“Todos mis antepasados fueron autodidactas”
Un dato curioso que nos desveló Joaquín desde su taller de A Estrada es que tanto su hermano como él aprendieron el oficio observando a su padre. “Nos dejaba pulir la madera pero nunca hacer una gaita”. Era lo que se solía hacer, su padre aprendió observando a su abuelo y éste a su progenitor, pero nunca se trató de enseñar, “todos mis antepasados fueron autodidactas como yo”.
Con 17 años tuvo que coger las riendas del negocio por la muerte de su padre y dice “se rompió mucho la cabeza para hacer su primera gaita” pero no debió decepcionar a su cliente porque después de éste vinieron cientos más.
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