La moda de los brunchs especiales invade Santiago de Compostela: "La gente busca algo más que un simple café"
Los clientes buscan ahora nuevas variedades de café y batidos de frutas
El Dpingas Breakfast Factory tiene cerca de 10.000 seguidores en Instagram
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Dice El Correo Gallego que en Santiago de Compostela “existen más de 400 bares y cafeterías, cada uno diferente al anterior”.
Lejos quedan ya las típicas cafeterías con decoración setentera y el característico mostrador lleno de churros o bollería tradicional.
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Al sonido del vaporizador calentando leche durante toda la mañana y parte de la tarde se añade ahora el de licuadoras, sandwicheras, gofreras y todo tipo de pequeños electrodomésticos que ayudan a estos empresarios a atender la nueva demanda de sus clientes: desayunos y meriendas especiales más allá del típico chocolate con churros o café y croissant.
“Este modelo de negocio consiste en un concepto en el que se cuida absolutamente todo, desde la calidad del producto hasta el diseño del local” afirma la cabecera local.
“Podría decirse que estos negocios están de moda o, al menos, esto es lo que refleja la población de la ciudad, sobre todo la más joven”, añade.
“Cocinamos más de 200 huevos cada mañana”
Como muestra de esta nueva tendencia, una estudiante de Biología de la USC asegura que “cuando elijo una cafetería busco que sea bonita, además de que elaboren batidos de frutas y bagels”, comenta.
Javi es un estudiante que encontramos en el campus compostelano y admite que busca locales “con una amplia variedad de café en la carta” y su compañero Brais añade que “si tienen bagels o tortitas mejor”.
Su demanda la pueden suplir en una de las cafeterías de moda en la capital gallega: la Dpingas Breakfast Factory, un local ubicado en el barrio de O Restollal, regentado por Rebeca González, quien asegura al Correo que ha tenido que ampliar la plantilla “porque no dábamos abasto con el volumen de trabajo que teníamos”. Este negocio ofrece una variada carta de desayunos y meriendas que ronda los 15 euros, y aun así asegura que los viernes y sábados debe atender con reserva porque “se llena enseguida”.
La dueña de este establecimiento achaca esta buena acogida a que “la gente busca algo más que un simple café y un zumo de tetrabrik”. Y no hay duda de que en este local lo pueden encontrar: cookies, bizcochos caseros, tartas, batidos… y todo ello se puede degustar cómodamente en un sofá junto a la chimenea o mientras uno se mece en un columpio de madera.
No es de extrañar, por tanto, que este negocio lo sigan miles de clientes en Instagram, donde demuestran el mimo y el cuidado que ponen en todo lo que elaboran.
Liam Brunch es otra de esas cafeterías que levantan pasiones entre el público compostelano. Este establecimiento ubicado en el Ensanche, “hace las delicias de sus clientes con sus tostadas, tortitas, bagels y cafés, entre otras opciones”, asegura la prensa.
El local abrió el pasado mes de abril y “desde entonces no ha parado de crecer”, “tanto es así que han abierto también un local especializado en café en la misma calle: el Liam Coffee”, donde cuentan con hasta 500 tipos de café en la carta.
Liam, el hostelero dueño de ambos locales asegura que “esta moda está inundando la ciudad” y asegura que “es un tipo de negocio que ya existe por Galicia y tiene mucho éxito”.
En este peculiar local se puede disfrutar de brunch especiales y meriendas que van desde los 6 a los 40 euros, pero el plato con más éxito son los huevos benedictinos: “Cocinamos más de 200 huevos cada mañana”, asegura su dueño; un dato que confirma la moda de este tipo de locales de hostelería en la zona.
El Adèlia Café es otro de los exponentes de esta moda de los brunchs especiales. En esta cafetería no hay carta física, “el camarero recita el menú a viva voz”.
Axel, el dueño, explica que esto se debe a que cada día cambia el menú “y puede haber desde rollos de canela hasta galletas con chocolate belga”.
Lo que no falta nunca es la tarta de queso que “es lo más demandado de nuestro local”, asegura el hostelero.
En esta cafetería, como en las anteriores, el concepto también va más allá del producto y la decoración se escapa de lo tradicional. Aquí se apuesta por “un ambiente acogedor y confortable” donde el cliente se sienta como en casa, o mejor.
No es de extrañar que esta moda haya venido para quedarse… también en la capital gallega.
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