La falta de relevo generacional amenaza el futuro de los furanchos en Galicia

  • Los furanchos son pequeñas bodegas y casas particulares que abren sus puertas al público para darle salida a su excedente de vino

  • Los visitantes acuden a estas peculiares tabernas gallegas a degustar comida casera y vino de cosecha propia entre diciembre y junio

  • Más del 90 por ciento de las personas que regentan furanchos son mayores de 70 años

Desde este viernes, 1 de diciembre, lugareños y visitantes amantes del buen comer (y beber) pueden volver a llevar a la práctica una costumbre gallega que, para disgusto de muchos, tiene los días contados: “furanchear”.

Los furanchos, o loureiros, son pequeñas bodegas y casas particulares que abren sus puertas al público para darle salida al excedente de vino que no fueron capaces de sacar al mercado en forma de vino embotellado.

Los visitantes acuden a estas peculiares tabernas a degustar comida casera y vino de cosecha propia pero, a diferencia de los restaurantes, estos locales sólo pueden abrir durante unos meses al año, y aunque ahora mismo el tiempo no acompaña, lo cierto es que son muchas las personas que llevan esperando este 1 de diciembre como agua de mayo.

Los furanchos son uno de los principales atractivos que tiene Galicia a nivel turístico y gastronómico, sobre todo en la zona de las Rías Baixas, pero la falta de relevo generacional amenaza la continuidad de este tipo de negocios tan demandados por visitantes y lugareños.

Dice el diario La Opinión de A Coruña que “si se quiere conocer bien la cultura gallega, es impensable no acudir a un furancho” pero insiste, “una negra sombra planea sobre esta actividad local: la falta de relevo generacional”.

Se estrena una campaña muy similar a la del año pasado

Así lo manifiesta el actual presidente de la federación provincial de furanchos de Pontevedra, Guillermo Martínez, que no es optimista en torno a la evolución de este sector.

Martínez asegura que “más del 90 por ciento de las personas que tienen furanchos tienen más de 70 años. Claro que hay gente más joven, pero la mayoría no lo son. No hay relevo generacional, pero es algo que vemos que está pasando en todos los sectores”, reconoce.

“La campaña se presenta muy similar a la del año pasado, con un número parecido de loureiros abiertos” explica, “porque siempre cierra alguno pero abre otro que la temporada anterior no lo hizo, depende de la cosecha de cada uno”, concreta Martínez.

“Nosotros animamos a la gente a que mantenga esta tradición, propia de la provincia de Pontevedra. Ahora ya la han adoptado en otras zonas de Galicia, como en A Coruña y Ourense”, recuerda, pero los jóvenes prefieren seguir otros caminos profesionales.