Las redes sociales, tan controvertidas a veces por sus efectos contraproducentes en los jóvenes que abusan de su uso, han sido esta vez las portadoras de una buenísima noticia para una familia de Cotobade, en Pontevedra, al haber hecho posible el milagro de reencontrarse con su mascota desaparecida de su finca dos años atrás.
Hablamos de Clay, un perro de la raza border collie, que tenía seis años cuando desapareció del entorno familiar y que ahora, con 8, ha aparecido en una parroquia de Gondomar, situada a cuarenta minutos en coche de su domicilio.
La familia lo había estado buscando desesperadamente: “pusimos anuncios en la zona y avisos en redes sociales” pero no tuvimos suerte.
Hasta este fin de semana, que Lucía Comesaña, una viguesa amante de los animales, administrativa de profesión, lo recogió de la calle, lo aseó un poco, lo llevó al veterinario para comprobar si tenía chip y ante la negativa, puso el anuncio en Facebook e Instagram a ver si alguien reconocía al precioso peludo color blanco y canela del que se había enamorado a primera vista.
Y se obró el milagro: al otro lado de la pantalla, Isabel, hermana del propietario de Clay, reconoció a su amigo de cuatro patas y apuró emocionada a dar aviso al resto de la familia: “¡Alucinamos, estaba vivo!”, no se lo podía creer.
Severino, el propietario, nos cuenta que “ya no contábamos con volver a verlo después de tanto tiempo”, “estaba gordito pero tenía algunos parásitos”, “fue una suerte, una casualidad”.
Clay no tenía chip, aunque en la placa llevaba un collar con el número de teléfono de Severino, por lo que la familia cree que “quien lo recogió tuvo intención de quedárselo pues nunca se puso en contacto con nosotros”.
Por suerte Lucía no hizo lo mismo, aunque nos confiesa que los border collie le “encantan”, no dudó en hacer lo correcto y tratar de encontrar a su verdadera familia.
Y no le quedó ninguna duda de que la había encontrado; cuando Clay se reunió con Severino y su padre “echó a correr como un loco hacia ellos”.
Aunque, para curarse en salud y que no hubiese dudas de que se trataba de su querido amigo, la familia había llevado fotos de Clay siendo cachorro y aportado datos de un defecto físico que tenía en una pata. No hicieron falta. Familia y mascota se reconocieron mutuamente y desde entonces no se han vuelto a separar.
Isabel no tiene más que palabras de agradecimiento para Lucía: “Si no es por ella, que lo puso en las redes y lo vi, seguiría pasándolo mal… ahora ya es feliz en su casa”.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.