Insultos, desprecios, golpes y agresiones sexuales constantes. Es el infierno al que un hombre de 52 años sometía a su mujer y su familia año tras año en A Coruña. Condenado en 2006 por violar a su sobrino con parálisis cerebral, y en 2021 por agredir sexualmente a su hijo, ahora se enfrenta a una nueva pena por las atrocidades que ha cometido con su mujer durante una relación de 19 años.
El condenado, que tuvo tres hijos con ella, empleaba de forma recurrente la violencia física y verbal “en todo tipo de situaciones”, generando en el núcleo familiar “un estado constante de miedo y sumisión”.
Así lo señala la sentencia que recoge su condena a 23 años de cárcel por agredir, coaccionar y amenazar a su pareja, a la que también obligaba constantemente a mantener relaciones sexuales contra su voluntad.
Concretamente, el tribunal considera probado que es autor de un delito continuado de vejaciones, un delito de agresión sexual, dos delitos de maltrato de género, un delito continuado de coacciones, un delito continuado de amenazas y un delito de malos tratos habituales.
Víctima de un sufrimiento constante, atemorizada por su marido y agresor, –cuyo “comportamiento” especialmente “en los últimos años” de convivencia “se orientó a reafirmar su superioridad” respecto a ella y sus hijos–, evitaba ir al hospital y se curaba a sí misma de los golpes que le propinaba. Nunca lo había denunciado, pero todo cambió en mayo de 2019, cuando su hijo de 17 años le confesó que le violaba desde que era pequeño. Fue entonces cuando, nada más escucharlo, lo contó todo.
Condenado ya en 2006 por violar a un sobrino con parálisis cerebral, –algo por lo que estuvo solamente cinco años en la cárcel–, según informa La Voz de Galicia, en 2021 sería sentenciado a 15 años de prisión por agredir sexualmente a su hijo.
Ahora, a todo ello se suman 23 años más por el maltrato y abuso continuado y sin descanso a su esposa.
La sentencia, específicamente, recoge que en mayo de 2018 su situación se agravó todavía más: “Empezó a insistir en los requerimientos a su pareja para que se plegase a sus exigencias sexuales, pese a que ella le manifestase en ocasiones su voluntad contraria a mantener relaciones, de forma clara y reiterada. Ante tal negativa, él reaccionaba llamándola puta e inútil, con el evidente afán de despreciarla y humillarla, golpeándola o rompiendo objetos, resultándole indiferente que sus hijos estuvieran presentes”, recoge.
Además, entre finales de ese mismo año y comienzos del 2019 “cuando estaban ambos en la vivienda familiar”, los episodios de violencia machista y doméstica continuaron aumentando, existiendo un momento en el que el condenado llegó también a difundir fotografías de su esposa desnuda después de que le obligase a realizarlas y enviárselas.
“«En una fecha no determinada entre finales del 2018 y comienzos del 2019, cuando estaban ambos en la vivienda familiar, el acusado reaccionó dirigiéndose a su esposa con palabras como las ya indicadas y levantando el puño. Ella, para evitar ser golpeada como en otras ocasiones, le practicó una felación. En marzo del 2019, cuando estaban en el salón del domicilio en compañía de sus hijos, le propinó un fuerte bofetón a su mujer cuando tenía en sus brazos al menor de sus hijos”, recoge el texto de la sentencia.
En él, se añade que, además, “el 24 de marzo del 2019, el procesado envió mensajes y llamó por teléfono a la víctima para que le remitiese alguna fotografía propia desnuda” y, “ante su insistencia, viendo su perceptible enojo por no lograr satisfacer sus deseos y ante el temor que le infundía una previsible reacción violenta, lo hizo”.
Pese a satisfacer sus deseos por temor a las consecuencias, cuando el hombre llegó a casa no dudó en entrar en la habitación donde la esposa jugaba con sus hijos, agarrarla violentamente de un brazo, llevarla hasta el salón y comenzar a golpearla en el sofá con bofetadas y cabezazos, a la vez que le decía ‘puta, estás teniendo sexo con otros’”.
Posteriormente, “entre los meses de marzo y abril de 2019”, difundió sin su permiso esas fotografías de carácter íntimo de ella, reafirmando ante terceros “el menosprecio que sentía hacia la madre de sus hijos”.
Tras conocer que también su hijo era víctima de agresiones sexuales por parte de su marido, y después de decidirse a denunciarlo todo, el ahora condenado no dudó en ponerse en contacto con ella para amenazarla y advertirla: “Tu pesadilla comienza ahora y no por que amenace o insulte, sino porque tú lo has querido. Voy a por todas. Que te jodan inútil, no sabes ser pareja y menos madre. Te voy a enterrar”, le expresaba en los mensajes que le envió, recopilados en la sentencia a la que ha tenido acceso el citado medio gallego.
Por todos estos hechos, los cuales el hombre negó reiteradamente durante el juicio celebrado el mes pasado, ahora ha sido nuevamente condenado. Esta vez a 23 años de cárcel por el infierno al que sometió también a su mujer.