Así era el primer asesino en serie de España: 'Sacamantecas', el antecesor de Jack El Destripador

El 'Jack El Destripador' vasco convirtió la llanada alavesa en su particular Whitechapel

Siete años antes de que el ‘célebre’ Jack El Destripador comenzara a labrar su macabra ristra de asesinatos en el londinense barrio de Whitechapel, otro asesino en serie había sido ajusticiado mediante garrote vil, a muchos kilómetros de distancia de la capital británica y mucho más cerca de nosotros, exactamente en la prisión del Polvorín Viejo de Vitoria. Sí, porque el primer asesino en serie del que hay registro en España, era alavés. Él protagoniza algunas de las leyendas que inquietan a los vascos y a los que no lo son.

El conocido como Sacamantecas, se adelantó con sus terribles tropelías por la llanada alavesa al más famoso asesino en serie de la historia. Al alavés se le atribuye la muerte violenta de seis mujeres a las que estranguló, violó, infringió crueles mutilaciones y destripó; y otros cuatro intentos frustrados.

El Sacamantecas es por méritos propios parte de la leyenda de la España negra y ha inspirado relatos de terror contados de padres a hijos, libros y ahora hasta una película, a cargo del director bilbaíno David Pérez Sañudo y que en su sinopsis cita: “La guerra entre carlistas y liberales es el telón de fondo sobre el que un viejo y analfabeto campesino viola y estrangula a mujeres. Su nombre real es Juan Díaz de Garayo, aunque la posteridad le bautizará como el “Sacamantecas”, el primer asesino en serie del que hay registro en nuestro país.”

"Que viene el Sacamantecas"

Con este apodo ha pasado a la historia Juan Díaz de Garayo Ruiz de Argandoña (1821-1881), natural de la localidad alavesa de Eguilaz, era hijo de labradores y desde muy pequeño fue enviado por sus padres a los pueblos de los alrededores a servir como criado. Nació el 16 de octubre de 1821 y con 59 años fue detenido acusado de violar y matar salvajemente a, al menos, seis mujeres, cuatro de ellas prostitutas, con edades que iban de los 11 a los 55 años.

Casado cuatro veces, enviudó en tres ocasiones y asesinó a su primera víctima el 2 de abril de 1870. Aquel primer crimen despertó el instinto asesino del Sacamantecas que cometió durante los siguientes dos años, cuatro asesinatos. Hasta que, en septiembre de 1879, mata y destripa a una joven campesina y solo dos días después viola, estrangula y mutila a la sexta y última mujer, pasaron algunos años en los que el Sacamantecas no actuó y otros en los que cuatro de sus víctimas lograron escapar con vida, que se sepa, en 1873 y 1874 ataca a una prostituta y a una vieja mendiga, y otras dos mujeres en 1878 y 1879.

El testimonio de las mujeres que lograron escapar vivas del ataque del Sacamantecas fue clave para su detención en 1880. Un alguacil de Vitoria llamado Pío Fernández de Pinedo se cruzó por la calle con él y creyó reconocerle con base en la descripción que habían hecho las supervivientes. Un año más tarde, era ejecutado.

Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Santa Isabel, uno de los dos camposantos con los que cuenta la capital alavesa, y que se construyó en la primera década del siglo XIX. El Ayuntamiento de la ciudad dice que “es un conjunto de siniestra belleza, con gran variedad de estilos artísticos”, que “incluye las tumbas de algunos de los más célebres personajes de la historia de Vitoria, pero también están enterrados en el recinto asesinos como Juan Díaz de Garayo, el Sacamantecas vitoriano”.

Su fama fue tal que, aún hoy en día, hay quienes hacen uso de su temido sobrenombre para advertir a los más pequeños de que se porten bien, no sea que venga el Sacamantecas.

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