A Josemari Jauregi el trabajo duro no le asusta. El despertador para este pastor vasco suena todos los días cuando aún es noche cerrada, hasta el punto de que, cuando aún no son las 11 de la mañana, afirma, como si tal cosa que, “ya he hecho casi todo el trabajo”. En el desempeño de su exigente rutina diaria cuenta con el apoyo de sus perros, que no protagonizan heroicos rescates o arriesgadas incautaciones, pero que son indispensables para el cuidado de sus rebaños. Este 21 de enero se celebra el día mundial del perro de trabajo.
Este lazkaotarra cuenta con un rebaño de unas 400 ovejas latxas de cara rubia, “que hay que atender todo el año”, a pesar de que buena parte de ellas pasten libres desde abril hasta el siguiente otoño en la Sierra de Altzania, “nosotros subimos casi a diario a verlas”, pero “allí con ellas hay un mastín”, encargado de salvaguardar a los corderos y a sus madres del ataque de los depredadores. El temido lobo aún se encuentra a 30 kilómetros de esta zona, pero su amenaza está siempre bien presente entre quienes se dedican al pastoreo.
Los pastores vascos siempre han utilizado al perro para el manejo y cuidado de los rebaños, pero en 1995, la Real Sociedad Canina de España reconoció oficialmente una raza denominada Euskal Artzain Txakurra (Perro Pastor Vasco) que, actualmente, está en peligro de extinción. Su función es la de reunir y conducir al rebaño, para lo que estos perros presumen de unas condiciones de trabajo “muy buenas”.
Josemari cuanta con la ayuda inestimable de sus 11 perros, todos ellos, de la raza Pastor Vasco Gorbeiakoa (existe otra raza bien diferenciada de este animal, que es el Pastor Vasco Iletsua): “Tienen mucho instinto, son fieles y además, tienen mucho aguante”, alaba este pastor que asegura que “son perros incasables, pueden estar todo el día trabajando”.
Sí, porque estos canes de pelo suave, liso y de color rojizo son perros de trabajo que empiezan sobre los siete y ocho meses a ser adiestrados para el desempeño de sus futuras funciones con el rebaño. Se necesita tiempo para adiestrarles, “nosotros lo hacemos con el trabajo diario”, admite este pastor que cuida y mima a sus perros, pero sin olvidar “que son perros”: “Es que hemos perdido el norte, no son personas, eso de dormir con ellos o vestirlos para mí es maltrato animal”, confiesa, lo que no es óbice para que “por supuesto, hay que tratarlos bien”.
De los 11 pastores vascos de Josemari, el más viejo es Negu ya ‘jubilado’ de los campeonatos de perros pastor y dedicado ahora a cuidar de la casa. Los más pequeños son tres cachorros de ocho meses y además, están Txipi y Sua, dos hembras de 6 y 5 años, que ahora acompañan a su dueño en los campeonatos, donde ha conseguido innumerables premios.
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