¡Cuánto hemos cambiado! La ría de Bilbao durante años convertida en una cloaca gigante en la que se vertían los residuos urbanos e industriales, fue perdiendo su vida animal al mismo ritmo que sus aguas se teñían de un desagradable color marrón. La contaminación del agua y de los sedimentos dejaron la zona interior del estuario desprovista de vida animal y en el resto de la Ría las poblaciones de fauna eran muy pobres. Muy pocas especies sobrevivían a tanta contaminación.
Pero el Bilbao de acero fue dando paso al Bilbao de titanio y, casi al mismo ritmo, la ría fue recuperando los niveles de oxígeno y dejando de ser un coto privado para las especies más resistentes a la contaminación. La calidad fisicoquímica del agua ha mejorado hasta el punto de que hoy en día el oxígeno no es un factor limitante para la vida acuática. Este 2024, hasta un delfín, subió por la ría de Bilbao aprovechando la pleamar.
El centro de investigación marina Azti todos los años, en otoño, realiza muestreos de la ría con una red de arrastre durante 10 minutos, a una velocidad de 2,5 nudos, para analizar la variedad de peces del curso fluvial, un encargo del Consorcio de Aguas de Bilbao. Cada vez hay más peces en la ría.
Lamiako, Rontegi, Olabeaga y el Abra interior fueron los cuatro puntos escogidos para lanzar la red de arrastre al agua en tres réplicas en los cuatro puntos. Se cogen los peces y crustáceos, se meten en una caja con agua para medirlos, identificarlos y luego se devuelven al medio. Hasta el momento se han registrado en todo el estuario 57 especies de peces y 33 de crustáceos y se ha registrado un incremento progresivo del número de organismos.
Entre las especies más comunes de peces se pueden citar el cabuxino (un pez de pequeño tamaño que vive cerca del fondo), el lenguado, la muxarra, la platija, la lubina, la anguila y el salmonete, y no resulta rara la presencia de especies típicamente marinas, como el txitxarro y la antxoa. También son abundantes varias especies de quisquillas y cangrejos. Incluso, son frecuentes las especies invasoras como la quisquilla japonesa o el cangrejo asiático.
Un hito teniendo en cuenta que hace solo 24 años, en la zona más interior de la ría no había vida, mientras que en los últimos años con cientos de especies de invertebrados las que viven en los sedimentos de la ría, desde anélidos (gusanos), moluscos (como los caracolillos y los berberechos), crustáceos (como los cangrejos y las quisquillas) y equinodermos (como los erizos y las estrellas de mar).
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