A Mikel García la vida le tenía reservado un duro golpe con solo 17 años. Todo comenzó con “un bulto en el cuello” que sería diagnosticado como un cáncer en la parótida. “Tuve que abandonar todo”, recuerda. Sus estudios de Bachillerato, su puesto en el Sanpedrotarra Futbol Elkartea donde jugaba con el número 17 a la espalda y sus sueños, todo se quedó en “stanby”.
Cinco años después, Mikel confiesa que no ha vuelto a recuperar todo lo que aquel diagnóstico le arrebató de la noche a la mañana. Los tratamientos, las cirugías, las recaídas y las recuperaciones jalonan la biografía de este joven de 23 años que no quiere reducir toda su existencia a eso. De ahí que, con empeño, lograra sacarse los estudios que tuvo que aparcar por culpa de la enfermedad y también que haya vuelto a calzarse las botas de fútbol en el Indarbizi 17, un equipo de fútbol puesto en marcha por sus amigos y que “me da un respiro”, “no es volver a la vida normal, pero me ayuda”, admite.
Mikel es parte del grupo pese a que el tratamiento de su enfermedad le obliga a ausentarse con frecuencia. Cada tres semanas, pasa siete días ingresado en el Oncológico de Donostia. Allí, agota ahora las horas antes de que le den el alta. La experiencia de “más de 30 ingresos”, durante estos años, le ha enseñado que el cansancio se pasa en unos días. Por eso, el próximo sábado este socio de la Real Sociedad acudirá a ver el partido del Indarbizi 17, un equipo en el que sueña con poder ejercer de entrenador, “estoy pensando en sacarme el título”.
La enfermedad le ha arrebatado hasta el poder acudir, el pasado sábado, a Anoeta a presenciar el partido de los Txuri Urdin contra el Real Madrid, “siempre me pierdo lo mejor”, se queja. A cambio, el cáncer le ha enseñado a vivir el presente: “Hay que vivir el momento, hasta que un día no se pueda”, dice con un aplomo que sobrecoge.
Mientras sea posible, este donostiarra piensa exprimir cada segundo. Por eso, cuenta los minutos para que la próxima madrugada termine su semana de tratamiento y pueda salir del hospital: “A las tres de la mañana vendrá mi aita a buscarme y me piro”. En casa, le espera Alexandra María Galo, su pareja y “mi mayor apoyo, además de mi familia”.
Ambos se conocieron “una semana antes de mi última recaída, la más gorda”. Un duro trance que habría puesto a prueba la relación de cualquiera, pero que en el caso de Mikel y Alexandra les sirvió para hacerse inseparables. Juntos han recorrido China, Miami, Tailandia y en planes tienen ir a Bali, en Indonesia. Cuando tras cada viaje regresan a Donostia, lo hacen a la casa que comparten junto a su perro Yoshi, en homenaje a uno de los personajes principales de la franquicia de Super Mario: “Nuestra primera cita fue viendo la película de Mario Bros, de ahí el nombre de nuestro perro”, señala.
A Mikel la voz le cambia cuando habla de su novia, pero también cuando habla de fútbol y recuerda que el año pasado, el primero tras constituirse el equipo, el Indarbizi 17 estuvo a punto de ascender a Preferente. Por ahora, esta segunda temporada se mantienen en Primera Regional en lo estrictamente futbolístico, porque en lo que a solidaridad y buen rollo se refiere, el Indarbizi 17 es un equipo de máxima categoría. Primero, porque fue creado por los amigos de Mikel para que pudiera jugar con ellos y, segundo, porque entre la plantilla tiene a varios jugadores a los que “les adelantamos la cuota para que no se queden sin jugar”, porque algunos han llegado a Donostia “tras un largo viaje en patera desde Senegal y no tienen ni zapatillas”. Si alguien quiere ayudar a la financiación de este club, puede hacerlo a través de indarbizi17@gmail.com.
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