Los excrementos de palomas obligan a cerrar, por segunda vez, un colegio vasco: “Llueven heces”

El pasado mes de junio, los alumnos del colegio público Salburua, en Vitoria, se fueron de vacaciones. Durante el verano, las instalaciones han permanecido cerradas, pero no deshabitadas. Las palomas han aprovechado la ausencia de seres humanos para ocupar el centro.

Un problema al que ya el curso pasado se enfrentaron otros centros escolares de la capital alavesa. El más grave se vivió en la escuela pública Ángel Ganivet que tuvo que clausurar el comedor de los alumnos entre 2 y 6 años por la presencia de larvas de paloma muerta en su interior.

Así, a la vuelta del descanso estival, el frontón del CEIP Salburua estaba tan saturado de excrementos que tuvo que ser precintado durante varios días. Se reabrió el pasado 9 de septiembre para el arranque del curso y, solo una semana después, se ha vuelto a cerrar.

El mantenimiento del centro corre a cargo del Ayuntamiento de Vitoria, que desde el inicio de curso ha acometido dos limpiezas especiales en este cole. Una medida que la recurrente presencia de palomas en el techo del polideportivo ha demostrado insuficiente.

Cerrado por heces

La plaga de palomas ha hecho que el polideportivo sea un espacio inaccesible para alumnos y profesorado: “Llueven heces”, claman las familias. Las clases de Educación física, el recreo de los chavales y la rutina diaria se ha visto alterada por esta indeseable plaga de palomas que genera suciedad, pero que, sobre todo, preocupa a docentes y familias por los problemas de salud que pudiera derivarse de la misma. De hecho, ya han solicitado una inspección del Servicio de Salud.

Los expertos en controles de plagas, aseguran que las heces que producen las palomas pueden representar un riesgo para la salud debido a la presencia de patógenos como bacterias, hongos y parásitos que pueden transmitirse a los humanos. Esto puede dar lugar a enfermedades respiratorias y gastrointestinales. Entre las enfermedades que pueden transmitir las heces de estas aves están la criptococosis, histoplasmosis y psitacosis.

El pasado año en el colegio Ángel Ganivet, también en la capital alavesa, la nidificación de palomas en los distintos edificios del centro alcanzo tal gravedad que hubo que cerrar el comedor por la presencia de larvas de palomas muertas y el volumen de excrementos obligó a la dirección a prohibir, en varias ocasiones, a los más pequeños salir a jugar al patio, convertido en un foco de suciedad, como “medida de seguridad higiénica”.

Una situación que también denunciaron desde el colegio Lakuabizkarra. Hartos de la acumulación de excrementos de paloma en su patio y de que sobre las cabezas de sus hijos colgaran palomas muertas atrapadas en la red instalada sobre el frontón para contener su presencia.

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