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En pleno corazón del Casco Viejo de Vitoria languidece a la vista pública el palacio Escoriaza-Esquivel. A pesar de que su dueño, el Ayuntamiento de Vitoria, en su página web lo presenta como “el palacio renacentista mejor conservado de la ciudad”, lo cierto es que la “falta de mantenimiento" le ha llevado a engrosar la lista roja de patrimonio en peligro elaborada por Hispania Nostra.
Esta asociación sin ánimo de lucro, que persigue la defensa, salvaguarda y puesta en valor del patrimonio cultural y natural de España, resume la situación del palacio renacentista de Vitoria con las siguientes palabras: “Se observa una falta de mantenimiento generalizada con presencia de plagas, daños por el agua y problemas estructurales graves que impiden el uso seguro” de este palacio construido a mediados del siglo XVI por orden de Fernán López de Escoriaza, médico del rey Enrique VIII de Inglaterra, y su mujer Victoria de Anda y Esquivel.
En la actualidad, el inmueble presenta numerosos problemas que ponen en riesgo su supervivencia. Así, a pesar de que las cubiertas se reformaron en 2011, una fuga activa en saneamiento está provocando daños en el lucernario y el suelo del patio renacentista.
Además, según Hispania Nostra, existe fisuración en la piedra de las barandas, pilares, capiteles y relieves de dicho patio. El lienzo de la muralla presenta invasión vegetativa, penetrando a través de ventanas y cajas de persianas. La fachada de la logia muestra también fisuración y ciertos desplazamientos de la piedra.
La estructura muestra carcoma y hongos generalizados, además del serrín y piezas de madera desprendidas que se esparcen sobre el suelo de las estancias. Algunas vigas han perdido su capacidad portante, existiendo apuntalamientos preventivos para evitar su desprendimiento.
En 2010, el Ayuntamiento de Vitoria se convirtió en propietario de este inmueble que hoy en día acoge visitas guiadas y poco más. Ubicado en la zona más elevada de la colina de Vitoria-Gasteiz y adosado a la antigua muralla alta, sus dueños originales, Fernán López de Escoriaza y Victoria de Anda y Esquivel, murieron antes de verlo terminado. Cinco siglos después puede que las generaciones futuras de vitorianos tampoco lleguen a verlo si no se actúa rápido.
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