El PSOE ha experimentado un repunte en Euskadi tras obtener 12 escaños en las elecciones autonómicas de este domingo, dos diputados más que hace cuatro años, que les permiten ser decisivos y mantener su alianza estratégica con el PNV. El resultado refuerza a los socialistas y dibuja un panorama de estabilidad en el Congreso de los Diputados, donde no peligra el apoyo de sus socios vascos.
La subida del PSOE resulta imprescindible para sumar mayoría absoluta con el PNV --entre los dos suman 39 escaños, uno por encima de la mayoría absoluta-- y resistir la subida de Bildu, que es el partido que más crece, pero se queda a las puertas de adelantar a los nacionalistas.
El escenario que dejan las elecciones es favorable para el PSOE, que ya gobierna en coalición con el PNV en Euskadi, ya que no altera el equilibrio de fuerzas entre sus socios y por tanto aleja el peligro de quedarse sin el apoyo de alguno de ellos en la Cámara Baja. Allí, el PSOE necesita mantener el respaldo tanto del PNV como de Bildu para poder sacar adelante cualquier iniciativa legislativa.
En Ferraz se muestran satisfechos y consideran que se ha cumplido el mejor escenario que manejaban. De hecho la portavoz del PSOE, Esther Peña, ha calificado de "magníficos" los resultados del 21A y ha remarcado que los socialistas van a "condicionar" el próximo Gobierno vasco, en una declaración ante los medios en la sede nacional del partido en Madrid. El PSE ha obtenido casi 148.000 votos, gana más de 25.000 apoyos respecto a las elecciones vascas de 2020 --marcadas por la pandemia de coronavirus y con una participación especialmente baja-- y suma casi un punto porcentual al subir hasta el 14,23% de los sufragios.
Sin embargo, la bajada es importante respecto a las elecciones generales del 23 de julio, en las que fueron el partido más votado en Euskadi con 291.932 votos y un 25,27% de los sufragios.
En todo caso la dirección nacional del partido se muestra satisfecha con el resultado obtenido este domingo y subrayan que son sus mejores datos desde el año 2012, cuando lograron 16 diputados. Desde entonces habían ido a la baja, al hundirse a su suelo histórico (9) en 2016 y quedarse en 10 escaños en 2020. Pese a todo, el PSE sigue anclado en la tercera posición en el País Vasco y cada vez más alejado de Bildu, que suma seis escaños y sube hasta los 27, los mismos que logra el PNV.
Después de una recta final de campaña marcada por la posición del partido de Arnaldo Otegi respecto a ETA y la negativa de su candidato, Pello Otxandiano, de calificarla como una banda terrorista, los socialistas han salido beneficiados de la polémica.
El Gobierno entró de lleno a criticar a Otxandiano, le llamó "cobarde", dijo que sus palabras eran "incompatibles con la democracia" e incluso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, alzó la voz y pidió "llamar a las cosas por su nombre" para dejar claro que ETA fue una organización terrorista. Las últimas encuestas publicadas daban vencedor a Bildu, pero parece que su negativa a decir que ETA fue una banda terrorista les ha lastrado en los últimos días de la campaña.
Sin embargo, la estrategia de distanciamiento de Bildu quedó limitada una vez que Sánchez admitió que, a pesar de las críticas, no tiene pensado cambiar su relación con la formación independentista, defendió que los acuerdos que han alcanzado hasta el momento han servido para aprobar medidas sociales y dejó claro que seguiría negociando con ellos en el Congreso de los Diputados.
El Gobierno es consciente de los números en la Cámara Baja y que necesita a todos sus socios, incluidos Bildu y PNV, para sacar adelante cualquier iniciativa legislativa después del resultado que dejó el 23J por lo que no puede renunciar a ningún apoyo. Los socialistas venían de una mala experiencia en las elecciones gallegas del 18 de febrero en las que cayeron hasta su suelo histórico y donde evitaron la confrontación con el Bloque Nacionalista Galego (BNG) que se disparó hasta su mejor resultado a costa de atraer al votante socialista.
Después de esta debacle, en la dirección del PSOE ya venían apuntando que no actuarían del mismo modo con Bildu en las elecciones vascas, la segunda cita electoral del 2024. La oportunidad se presentó cuando Otxandiano no quiso llamar "terrorista" a ETA y al día siguiente se vio obligado a pedir perdón a las víctimas, en caso de que hubiera herido su "sensibilidad".
En todo caso, el PSOE venía anunciando durante la campaña que su objetivo era ser decisivos y que si fuese posible querían mantener la alianza con el PNV, un escenario que deja despejado el resultado electoral.
Sin embargo desde la oposición venían alertando de un posible pacto de los socialistas con Bildu, dada su alianza en el Congreso y el acuerdo al que llegaron en el ayuntamiento de Pamplona, donde socialistas permitieron que Bildu arrebatase la alcaldía de la capital navarra a Unión del Pueblo Navarro (UPN) mediante una moción de censura. Esta opción queda con mínimas probabilidades de salir adelante con este resultado.
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