Hubo años en los que los disturbios entre jóvenes vascos y ertzainas estaban a la orden del día. El lanzamiento de objetos de toda índole se respondía con cargas policiales y la sociedad “se acostumbró” a las algaradas callejeras. Todo aquello parecía agua pasada, pero en las últimas semanas algunos altercados han traído a muchos esas reminiscencias de otros tiempos a la memoria.
“Hay gente que busca bronca, lo vemos día sí y día también, por ejemplo, en el fútbol”, decía Sergio Gómez de Segura, Secretario General del sindicato Erne, en una entrevista radiofónica a Eitb. “Estamos hartos de oír que estamos provocando, cuando lo que nosotros hacemos es dar seguridad a la gente”, añadía.
El último episodio ocurrió este pasado domingo en Vitoria, durante la multitudinaria manifestación del 3 de marzo. Más de 5.000 personas salieron a la calle para protestar por el asesinato de cinco obreros a manos de la Policía Armada el 3 de marzo de 1976.
La marcha transcurrió sin incidentes hasta que a la altura de El Corte Inglés, la Ertzaintza cargó contra los manifestantes que a su vez lanzaron a los agentes diversos objetos, ocasionando que siete de ellos resultaran heridos. Se desconoce cuántos de los manifestantes sufrieron lesiones, pero sí que cuatro de ellos fueron detenidos por desórdenes públicos y atentado a agentes de la autoridad. Todos ellos esta mañana habían quedado ya en libertad.
Según la nota publicada desde el departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, “los arrestados formaban parte de un grupo de alborotadores que ha comenzado a proferir insultos y arrojar botellas, adoquines y otros objetos contundentes contra las dotaciones policiales del dispositivo de seguridad establecido” y continuaba “siendo necesario utilizar material de defensa para repeler la agresión”. Se da la circunstancia de que durante los altercados, varios agentes antidisturbios de la Ertzaintza llegaron a aporrear a uno de sus compañeros infiltrado de paisano en la marcha.
Los disturbios de Vitoria se sucedieron solo tres días después de que las inmediaciones de San Mamés, en Bilbao, se convirtieran en un polvorín, antes y después del partido de Copa del Rey que enfrentaba en San Mamés al Athletic con el Atlético de Madrid.
La violencia se desató entre ultras locales y visitantes, pero había otro frente. El que se libraba entre algunos aficionados del Athletic de Bilbao y la policía. Los unos con botellas, vasos y artefactos pirotécnicos y las cargas policiales como respuesta. Tras las algaradas, un joven de 23 años fue detenido acusado de un delito de desórdenes públicos y atentado a agentes de la autoridad.
"No es casual"
Los mismos cargos que se les imputan a dos detenidos en Lezo y Usurbil el pasado 22 de febrero, acusados de delitos de desórdenes públicos, riña tumultuaria y lesiones ocasionados en las inmediaciones del estadio de Anoeta (San Sebastián), antes del partido que enfrentada a la Real Sociedad con el Benfica, el pasado 8 de noviembre.
Los sindicatos mayoritarios de la Ertzaintza denuncian que "no es casual" que se hayan registrado estos incidentes e insinúan que pueden responder a una campaña alentada por sectores que defenderían un cambio de modelo policial.
Este martes hay un partido considerado de alto riesgo en Donostia, la Real se enfrenta al PSG y la llegada de aficionados franceses han obligado a establecer un amplio dispositivo policial entre la Ertzaintza y a Policía Local de San Sebastián.
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