Elevan de 7 a 10 años la condena al hombre que encerró a su mujer sin comida y con dos perros en San Sebastián

  • Incrementan tres años la condena al estimar que el delito de administración desleal fue continuado

  • El hombre gastó el dinero de ella en un piso, que puso a su nombre, dos BMW y una moto

  • La mujer malvivió sin medicinas ni comidas hasta que en 2017 fue liberada, se divorció en 2020

Encerró a su mujer enferma en casa junto a dos grandes perros, a los que ella tenía miedo, rodeada de sus heces y sin comida. Mientras tanto, él se compró otra vivienda con el dinero de su mujer y comenzó a convivir con otra pareja. Ocurrió en San Sebastián y por aquellos hechos el hombre fue condenado por la Audiencia de Gipuzkoa a siete años de prisión por estafar y maltratar a su mujer y a indemnizarla con 436.876,39 euros.

Si embargo, ahora el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha elevado la pena a 10 años y 8 meses al entender como solicitaba la acusación particular en su recurso, que el delito de administración desleal por el que se le condenó fue continuado durante cinco años. Su pena podría haber sido aún mayor si no es porque el TSJPV ha eliminado la agravante de parentesco en el delito de maltrato habitual, reduciendo la pena de tres años de cárcel a 2 años y 8 meses.

La víctima, que padecía trastorno bipolar, y a la que dieron la incapacidad temporal, vivía sola en su piso del barrio del Antiguo, en San Sebastián. Su única compañía era la de un bóxer y un mastín, que su marido dejó en la casa sabiendo que ella no podía hacerse cargo de los animales. Rodeada de excrementos, sin su medicación y sin nada de comida, salvo los bocadillos de embutido que de vez en cuando le llevaba su carcelero, la mujer malvivió hasta que en 2017 fue liberada. Al menos físicamente, porque aún tardó dos años más en liberarse del sometimiento que ejercía sobre ella su marido.

Dos BMW, una moto y un piso

El condenado impedía cualquier búsqueda de ayuda por parte de ella y obstaculizaba los intentos de la Administración por procurarle auxilio o tan siquiera saber cómo se encontraba. Hasta que en 2019 ingresó en prisión por otro delito y la mujer logró pedir ayuda. En 2020 se divorció, diez años después de haber contraído matrimonio tras conocerse durante unas vacaciones en Túnez.

A la mujer, le diagnosticaron un trastorno bipolar y le dieron la incapacidad temporal. A partir de ese momento, él comenzó a gestionar el dinero que ella cobraba y la convenció para pedir dos préstamos hipotecarios de 165.000 euros sobre su vivienda y de 63.000 euros. Con ese dinero, el condenado, que no trabajaba, pagó un piso que puso a su nombre y además, compró dos BMW y una moto.

El control era tal que la aisló socialmente y la mujer fue deteriorándose hasta que tuvo que ser trasladada a un psiquiátrico tras su liberación. Incluso, tras salir de este centro un año después, ella retomó la relación con su carcelero, contra el que ya se había abierto un proceso judicial. Hasta que en 2019 pidió ayuda y en 2020 se divorció.

El juicio se celebró en noviembre de 2023. Tras aquella sentencia, ahora el tribunal vasco considera probado que el condenado lapidó el patrimonio de su mujer entre 2013 y 2018. Cinco años en los que gastó el dinero de la que era su esposa a su antojo. Por eso, la Audiencia de Gipuzkoa le condenó el pasado mes de noviembre a cuatro años por un delito de administración desleal y tres más por un delito de maltrato habitual. Ahora el TSJPV eleva de cuatro a ocho años y 3.600 euros de multa.

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