Se llama David García y desde hace seis años es uno de los tres voluntarios que forma la asociación Dejando huella- Animalien Aldeko Elkartea en Basauri (Vizcaya). Fue precisamente él quien el sábado de carnaval, el 10 de febrero, se llevó la desagradable sorpresa de que alguien había disparado perdigones a los gatos callejeros que viven cerca de la Plaza de San Fausto. “Allí, en los alrededores de la estación de tren de Bidebieta, hay unos terrenos vallados en los que tenemos permiso municipal para alimentar a estos felinos”, explica David. En Albacete, un hombre fue detenido por disparar a un gato con una pistola de aire comprimido.
Aquel día, cuando acudió en una de sus rutinarias visitas a la colonia, este vizcaíno se encontró el cuenco del agua atravesado por “un perdigón de punta que de los tres tipos de balines que existen es “el más mortífero”.
Los 14 gatos callejeros de la colonia no presentaban daños físicos, pero se mostraron “más asustados de lo habitual”. David no dudó en llamar a la Policía Municipal y más tarde, interponer una denuncia ante la Ertzaintza.
La asociación Dejando Huella sospecha de un vecino de la zona “de unos treinta años”, que podría disparar a los gatos “por simple diversión”, como “un pasatiempo”. David lamenta que haya quien se divierta atentando contra la vida de los animales, pero insiste en que “el riesgo es también para las personas porque la plazoleta de San Fausto está muy cerca y allí siempre hay muchas personas” que por accidente podrían recibir el impacto de un perdigón perdido. Además, recuerda que lo que hace "es un delito".
Esperanzado en que la denuncia le haya quitado las ganas de seguir atentando contra los gatos, este voluntario recuerda que en Basauri hay al menos contabilizadas 22 colonias de felinos comunitarios y que esta no es la primera vez que ocurre algo parecido. Envenenamientos, balines de plástico que se emplean como munición en pistolas de bolas e incluso “perdigones alojados en el cuerpo de algunos gatos que no llegan a matarles, pero que les ocasionan lesiones, incluso ceguera”, son otros de los incidentes que se han registrado en la zona.
En esta ocasión, la denuncia que se ha interpuesto es por daños a la propiedad, ya que el disparo ha roto el cuenco del agua que David puso de su propio bolsillo porque como recuerda “los gatos son del Ayuntamiento y nosotros tenemos permiso para alimentarlos, pero de nuestro bolsillo y de las donaciones se abona el resto, desde veterinarios hasta en ocasiones, cuando el servicio municipal no lo cubre, las esterilizaciones”.
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