Investigadores vascos reinventan el hormigón y crean un material que evita el efecto invernadero: "El impacto que podría tener en las ciudades es brutal"

  • Han diseñado el nuevo material en el Centro de Física de Materiales de San Sebastián (Gipuzkoa)

  • Un hormigón que no se caliente evitaría el 50% del gasto energético de enfriar las viviendas

  • El hormigón fotónico es capaz de mantenerse entre 3 y 5 grados por debajo de la temperatura ambiente

Desde 2021, en el Centro de Física de Materiales de San Sebastián (Gipuzkoa) hay un equipo capitaneado por Jorge Sánchez Dolado que trabaja en el proyecto Miracle. Durante estos tres años, en sus laboratorios han diseñado un nuevo material al que han llamado hormigón fotónico y que no solo es capaz de no calentarse como el hormigón de toda la vida, sino que puede despejar ese calor al espacio y evitar así el calentamiento del planeta. “Hemos transformado un material cotidiano en uno de alta tecnología”, resume Sánchez Dolado.

El hormigón es el material más empleado en la construcción, por eso, “el impacto que podría tener en las ciudades es brutal”, señala. En pleno verano, las altas temperaturas no se soportan igual en una gran ciudad que en un pueblo y eso es fruto de un fenómeno conocido como ‘isla de calor’. Mientras que en las ciudades el calor se queda literalmente atrapado, en los pueblos la temperatura cuando anochece puede descender hasta 10 grados.

Buena parte de la culpa, la tienen los edificios que nos rodean, el hormigón, con el que están construidos la mayoría de ellos, puede alcanzar los 60 grados en un día en el que el mercurio supera los 30. Ese calor nos obliga a poner el aire acondicionado y el 50% del coste energético de las viviendas se gasta precisamente en enfriarlas. “El gasto energético en aire acondicionado no tendría sentido si hacemos un hormigón que no se caliente”, argumenta Sánchez. “Podríamos evitar el llamado efecto invernadero”.

'Enfriamiento radiativo'

Este investigador y su equipo han logrado crear un material capaz de permanecer entre 3 y 5 grados más fresco que la temperatura ambiente. Es decir, en un día de 30 grados, el hormigón fotónico se quedaría entre los 25 y 27 grados frente a los 60 del hormigón clásico.

¿Cuáles son las principales propiedades de este hormigón 'made in' Euskadi? Por un lado, que el material es capaz de “reflejar lo máximo para no absorber la energía lumínica del sol‘’ y, por otro lado, que puede sortear el escudo de la atmósfera y evitar que el calor que desprende para enfriarse “nos rebote”, de manera que salga al espacio. Para ello, el hormigón desprende la radiación ultrarroja a través de la llamada ‘ventana atmosférica’, una franja abierta en la atmósfera que permitiría al calor salir. Esta tecnología que han desarrollado en el proyecto Miracle se llama ‘Enfriamiento radiativo’.

Pero eso ¡será carísimo!, mucho más que construir como ‘toda la vida’. Pues no, estos investigadores han desarrollado al menos dos variantes. Una de ellas, efectivamente, es más compleja al emplear un metamaterial y, por tanto, requerirá de un mayor coste. Pero para los más escépticos, hay una versión que, en apariencia, no difiere del hormigón clásico, pero cuya composición inicial ha sido modificada, aun así “mantenemos algunos de los componentes que funcionan y que además son muy abundantes lo que evitará que se dispare el precio”. De hecho, Sánchez va más allá y apunta a que las cementeras podrían desarrollarlo ya mismo. Eso sí, los ingredientes de la receta para el hormigón fotónico son un secreto, que Sánchez, por ahora, no puede desvelar.

Ingredientes secretos

Pero paso a paso. Tras testearlo en la azotea del edificio de San Sebastián que alberga el Centro de Física de Materiales y comprobar “satisfechos y encantados” que los resultados obtenidos son buenos, ahora toda probar el material en el edificio Kubik, situado junto a la sede de Tecnalia en el Parque Tecnológico de Bizkaia. Allí este mismo verano construirán un tejado, “la mitad con nuestro hormigón y la otra mitad con el tradicional”.

Este descubrimiento ha “abierto un mundo de posibilidades” a estos investigadores que ya se plantean si podría funcionar para pavimentos, “si bien su capacidad reflectora ahora mismo podría dar problemas a la hora de hacer una autopista”, bancos para los parques urbanos o la posibilidad de mezclar este con otros cementos para generar electricidad por exposición solar. “Este es solo el principio”, anuncian.

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