La justicia anula el matrimonio de un anciano con alzhéimer que desheredó a sus hijos
En 2011 fue diagnosticado de alzhéimer y en 2013 los hijos lograron incapacitarle
Un forense determinó que no recordaba ni el nombre de su nueva pareja ni el de sus hijos
Tres meses después contrajo matrimonio y cambió su testamento dejándoselo todo a su nueva mujer
Tras un largo proceso judicial, el Tribunal Supremo da la razón a los hijos de un bilbaíno que reclamaron la nulidad del matrimonio de su padre que se casó y cambió su testamento para dejárselo todo a su nueva mujer cuando se encontraba enfermo de alzhéimer. La sentencia concluye que “la enfermedad le afectaba de tal manera que no pudo emitir un válido consentimiento matrimonial” y sienta jurisprudencia.
Francisco era un bilbaíno que en 1996 se quedó viudo y comenzó una relación con su, hasta entonces, cuñada. Diez años más tarde comenzó a sufrir los primeros indicios del alzhéimer que le fue diagnosticado en 2011.
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Viendo que Francisco no podía valerse por sí mismo, sus hijos iniciaron los trámites para incapacitarle judicialmente, un proceso en el que no contaron, en ningún momento, con la ayuda de la nueva pareja de su padre. De hecho, tras varios requerimientos, finalmente el hombre tuvo que ser trasladado por la fuerza por la Ertzaintza para que un forense le examinara.
Todo para la nueva esposa y sus hijos
La valoración que le hicieron concluyó que Francisco no recordaba ni siquiera el nombre de su pareja ni tampoco el de sus propios hijos. Fue incapacitado en noviembre de 2013 y curiosamente, solo tres meses más tarde se casó con su nueva pareja que, además, era su tutora. Los hijos no se enteraron del nuevo matrimonio.
Sospechoso, pero más aún se lo pareció que a los días del enlace, Francisco cambiara su testamento, dejando todo lo que tenía a su nueva esposa, y tras su fallecimiento, a los tres hijos de ella, primos de los demandantes.
Los hijos de Francisco solo tendrían acceso a la legítima, la parte de su madre, cuya herencia en su día no reclamaron. Decidieron acudir a los tribunales y reclamar la nulidad del testamento y del matrimonio de su padre, ya que se había producido cuando la enfermedad estaba muy avanzada y no habría podido dar su consentimiento válido a la boda.
Diez años después, el Supremo les da la razón y anula el matrimonio por ser, según la sentencia a la que ha tenido acceso El Correo, un “caso evidente de falta de capacidad para comprender el sentido de ese compromiso y sus consecuencias”.
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