Cada 20 de enero, San Sebastián se viste de gala para celebrar el día de su patrón y disfrutar con las famosas tamborradas. Más de 140 compañías (formadas por entre 20 y 50 tambores y entre 50 y 100 barriles, acompañados por una banda de música, abanderados y cantineras) llenan de ritmo y alegría las calles de la capital guipuzcoana con sus canciones y bailes.
La fiesta comienza a las 00:00 horas en la plaza de la Constitución con la izada de la bandera de la ciudad y continúa hasta las 24:00 horas del día 20, con la arriada desde el mismo lugar. Las diferentes compañías interpretan con sus tambores y barriles las melodías de Raimundo Sarriegui, quien compuso la mayoría de piezas que suenan durante toda la jornada y, por supuesto, la Marcha de San Sebastián (1861).
Se trata de un espectáculo único que no parece tener un origen muy claro. La versión más aceptada a nivel popular cuenta que esta tradición comenzó durante la ocupación napoleónica (1808-1813). La ciudad vasca estaba asediada por las tropas francesas y las mujeres que recogían el agua se burlaban del sonido de los tambores militares.
A pesar de que dicha historia se encuentra muy extendida y cronistas como Javier Sada la incluyen en su obra, casi todos coinciden en que el inicio de la tamborrada es mucho menos épico.
La situación de las tropas francesas en San Sebastián era bastante complicada ya que el continuo empuje de la población estaba desbaratando los planes de Napoleón. Y los mandos galos no se destacaban precisamente por su sentido del humor, por lo que es poco probable que no hubieran hecho nada ante el recochineo.
De hecho, según apuntan algunos relatos de la época, los franceses tomaban terribles represalias contra todo aquel que se atreviera a desafiarlos, siendo verdaderamente inhumano el trato que se dispensaba a los prisioneros.
Así, todo apunta a que tan hermosa tradición nacería en el seno de la burguesía del siglo XIX, que se encontraba ansiosa por crear una nueva fiesta invernal que sucediera a la Navidad.
En términos similares, la web de Turismo de la ciudad señala que el origen de la tamborrada tiene su origen en el año 1836 y que surgió como una comparsa del carnaval. Al poco tiempo, detalla, se empezó a tomar como costumbre festejar al patrón recorriendo las calles.
En un principio, los participantes iban disfrazados, pero más tarde se uniformaron como los de los batallones guipuzcoanos que intervinieron en la Guerra de la Independencia, con un estilo francés de vestimenta militar.
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