La Audiencia de Guipúzcoa impone una pena de tres años y seis meses de prisión por homicidio imprudente al único condenado por la muerte hace casi cinco años del menor donostiarra Santi Coca. Porque, aunque no actuó con la intención de matar a Santi, “era fácil darse cuenta del riesgo que creó con la acción que realizó”, argumenta el fallo, contra el que cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV).
Además, deberá pagar 420 euros al hermano de la víctima, Iker Coca, por las lesiones leves que le provocó y una indemnización de 144.877 euros para los padres y de 20.696 para el propio Iker. El fallo le prohíbe acercase a la familia de la víctima a menos de 300 metros durante cinco años.
El próximo 26 de abril de 2024 se cumplirán cinco años de la brutal paliza grupal que recibió Santi Coca de madrugada junto al Náutico de San Sebastián. El menor de 17 años murió dos días después por un derrame cerebral, consecuencia de los golpes recibidos.
Tras el juicio, en el que el principal sospechoso del crimen no pudo ser juzgado al encontrarse en paradero desconocido, el jurado popular absolvió a tres de los encausados presentes y condenó a uno por un delito de homicidio imprudente y otro de lesiones leves. Los tres absueltos sí estuvieron en el lugar de los hechos, pero el jurado no puede asegurar que participaran en el ataque que acabó con la vida de Santi.
La sentencia, a la que ha tenido acceso El Diario Vasco, narra que aquella madrugada del 2019, se produjo un incidente entre Santi y el acusado huido, en el cual el primero le propinó un golpe y el segundo respondió golpeándole con violencia. A la agresión se sumó, entre otros, el joven que ha sido condenado y al que se le puede identificar en las imágenes de las cámaras de seguridad gracias a un tatuaje muy visible. La víctima recibió patadas y golpes por todo el cuerpo y la cabeza, a pesar de estar ya tirada en el suelo.
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