Este domingo 7 de enero se cumplen diez años ya de la desaparición de Borja Lázaro, un joven vitoriano ingeniero informático. Pero también amante de la fotografía.
Fue precisamente durante un reportaje cuando se le perdió el rastro, en una posada de la localidad de El Cabo de la Vela, en La Guajira (Colombia). También hace unos días se cumplieron cinco años sin Henry, un chico que desapreció en Alicante.
Hoy, a las 12:30 horas en la plaza de los Celedones de Oro de Vitoria-Gasteiz (Álava) se ha celebrado una concentración en recuerdo de Lázaro. Miembros de su familia han estado presentes
Aunque han admitido que "decaen" sus esperanzas de encontrarle con vida, sí que quieren que la Policía colombiana continúe indagando en esclarecer lo que ocurrió. Desean, al menos, "saber la verdad".
Borja Lázaro tenía entonces 34 años. Las horas previas a su desaparición las pasó tomando unas copas junto a un grupo de turistas. Su cámara de fotos y pasaporte se encontraron en el establecimiento donde se alojaba.
En estos años, los investigadores han barajado diversas hipótesis sobre lo que sucedió, pero ninguna ha tenido continuidad. Actualmente se desconoce qué pudo pasarle al español.
Sergio Lázaro, hermano de Borja, ha expresado que persisten en "la idea de saber lo que pudo pasar con él". El objetivo de la concentración ha sido recordar que sigue en paradero desconocido.
Y también emplazar a las autoridades competentes a continuar con la investigación. "No queremos que decaiga", ha asegurado. A nivel administrativo, transcurridos ya diez años, al joven se le puede declarar muerto.
Es lo que hará su familia para "dejar temas zanjados", pero su empeño sigue siendo hallar respuestas. A pesar de que las pesquisas continúan "igual" hasta ahora.
A través del embajador de España en Bogotá, mantienen el contacto con la Policía: "Nos dicen que siguen presionando y que la investigación sigue en marcha".
El comisario y representante de la Ertzaintza en el Centro Nacional de Desaparecidos, Hugo Prieto, ha añadido tras el encuentro de familiares y amigos de Borja, que todo está "en un punto parecido al de los inicios".
Los canales de comunicación se han producido desde el principio con los Grupos de Acción Unificada por la Libertad Personal (GAULA), especialista en posibles secuestros y desapariciones "extrañas".
Además, tras recibir la denuncia de la familia, la Policía vasca abrió líneas de cooperación oficiales a nivel internacional: "Estamos haciendo preguntas que obliguen a hacer algún tipo de pesquisa que dé alguna respuesta".
En esa línea, Prieto ha señalado que "pasado el tiempo siempre hay alguien que puede recordar alguna situación a la que, en su momento, no dio importancia y que, no obstante, hay que investigarla".
Recientemente, la Ertzaintza ha pedido a la Policía Fiscal de Colombia que reanude "otra vez con más ímpetu, si cabe, las pesquisas en el entorno en el que desapareció Borja".
Ha admitido que "si no hay una evidencia de muerte, la esperanza de que aparezca con vida está ahí". Pero, si está fallecido, al menos, la familia podrá "descansar". "Lo importante es dar una explicación", ha recalcado.
"Todos sabemos la zona en la que desapareció, tenemos el mar cerca, se hablaba de que podía haber entrado en el agua y poderse haber ahogado. Se hicieron búsquedas por tierra, mar y aire", ha recordado.
No obstante, ha detallado que "la zona no es muy proclive a que eso se dé porque hay muchos metros hasta que el mar coge profundidad desde la playa".
Por otro lado, en esa región próxima a la frontera con Venezuela vive una comunidad indígena "muy cerrada", los wuayús. Prieto cree que "ahí puede estar la clave de que alguien sepa algo".
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