Consejos para evitar engordar hasta 4 kilos durante estas fiestas navideñas porque "luego no se van"
Para cenar, pescado al horno y siempre empezar con una ensalada que "tiene fibra y llena"
En platos de color azul "se come menos" porque esa tonalidad inhibe el apetito
Los polvorones y turrones deben comerse como mínimo una hora después de la comida
Árboles navideños que escalan hasta alturas de vértigo, ciudades que compiten porque durante estas fechas nunca se haga de noche en sus calles repletas de luces led, el omnipresente 'All I want for Christmas' de la también omnipresente Mariah Carey, en bucle en centros comerciales y tiendas. Bienvenidos a la Navidad, esa época del año en la que todo se hace a lo grande. Por supuesto, las comidas y cenas también.
Evitar los excesos navideños no es fácil, ¿quién se puede resistir a los manjares que pueblan las mesas durante estos días? Claro que, tal vez, sea más sencillo controlarse si sabemos que “en estas fechas se pueden ganar entre uno y cuatro kilos” que, además, “luego no se van”. Sí, los expertos en nutrición hablan de que en Navidad coges los kilos "y se enganchan con más facilidad”, probablemente, "porque en estas fechas se mezclan grasas, alcohol y poco movimiento".
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En una cena o comida de navidad se llegan a ingerir por encima de las mil calorías. “Un día no pasaría nada, pero es que son muchas comidas con la familia, cenas de empresa y encuentros con los amigos”, advierte Javier Aranceta, médico y presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC). Las consecuencias de estos excesos gastronómicos provocan aumento de peso, pero también otros problemas como gastritis: “Si no hay equilibrio, sales de ellos habiendo apaleado al cuerpo”.
Antes de sentarse a la mesa, es precisa una buena planificación de lo que vamos a elaborar para evitar caer en comprar de más o que nos sobre demasiada comida. Si se han hecho mal los cálculos y, tras el festín, las temidas sobras amenazan con que nos pasemos los tres días siguientes comiendo los manjares trasnochados de Nochebuena, lo mejor es recurrir al túper. “Un buen consejo es que aquellos que nos invaden la casa el 24 o 25 se lleven cuando se marchen un túper”, recomienda el doctor.
El turrón nunca en el postre
Pero antes de llegar a las sobras, sentémonos a la mesa. En el apartado de las bebidas alcohólicas, Aranceta tiene claro que de elegir “mejor el vino que la cerveza” y siempre alternándola durante las comidas con agua. “La sed hay que quitarla con agua”, puntualiza. En cuanto a los menús, el consejo es empezar siempre con una ensalada, o al menos, ponerla como guarnición porque “tiene mucha fibra y llena”. Los canónigos, la rúcula y la parte verde de las hojas de lechuga ayudan a ralentizar e, incluso, parar la absorción de los alimentos más calóricos. Eso sí, se le puede añadir salmón, bacalao o marisco para darle ese plus navideño.
Para Nochebuena y Nochevieja, es decir, para las cenas “siempre pescado” y si puede ser “elaborado al horno mucho mejor”. La carne roja, el pollo o el pavo para el día 25 o el 1 de enero. El pan, que nunca puede faltar en las mesas, debe ser “mejor integral, elaborado con harinas de grano entero y de masa madre”, es decir, “huir del pan de gasolinera”.
Y llega el postre. Aranceta abre la posibilidad de abstenerse de tomar postre, aunque si esa opción resulta descabellada para los amantes del broche dulce a un buen banquete, recomienda frutas como la piña o la papaya, porque “contienen enzimas que nos ayudan a hacer la digestión” y, emulando a Jennifer López, ¿los polvorones para cuando? Pues “polvorones y turrones nunca en el postre, siempre al menos una hora después de haber comido, que es cuando el aparato digestivo ya ha empezado a trabajar”.
Una vez en la mesa, para ser conscientes de lo que introducimos al cuerpo mejor servirse en el plato que comer de fuentes centrales y el truco es que “si el plato es pequeño siempre parecerá que hay más cantidad” y que “si además la vajilla es azul comeremos menos”, porque ese color “inhibe el apetito”.
Al margen de tamaños o colores, decir ‘no’ también funciona, si bien, a veces, evitar molestar a los anfitriones nos lleva a ingerir más de lo que quisiéramos. Si el apuro impide al comensal rechazar que le rellenen el plato o que le sirvan una ración excesiva, siempre existe la posibilidad de echarle la culpa a tu facultativo, “es que mi médico me ha dicho que coma la mitad”, aconseja Aranceta. Palabra de médico.
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