El pasado 6 de octubre se cumplieron ocho años de la desaparición del joven bilbaíno Ángel Echevarría Cordón. Aquel día este veinteañero delgado y de pelo castaño se esfumó. Su familia ha perdido la esperanza de encontrarlo con vida después de tanto tiempo sin noticias de él, pero se niegan a que el caso caiga en el olvido y quieren que se reactive la investigación.
Con este objetivo han impreso carteles con la foto de Ángel Echevarría y una llamada de auxilio: “La policía quiere archivar el caso sin saber absolutamente nada de él, queremos justicia”. En el texto animan a que “si alguien sabe algo” no tenga duda “de contar con nosotros” y facilitan el siguiente número de teléfono 601521426.
Lo cierto es que la Ertzaintza ya está en ello y siguen, según adelantó El Correo, una “pista fiable” sobre posibles “indicios de criminalidad” en la desaparición de Ángel hace ahora ocho años. La investigación de dar frutos podría evitar que el caso se archive en 2025, al cumplirse una década de la ausencia sin explicaciones de este bilbaíno. La mejor de las noticias para esta familia sería que Ángel estuviera junto a ellos y si no, "al menos, que nos digan que ha habido una pista sólida y que no va a prescribir la desaparición de mi sobrino", dice su tía.
Cuando desapareció, Ángel Echevarría solo tenía 20 años y era un chaval de 1,75 metros de estatura y unos 70 kilos, de ojos marrones y pelo negro. “Vestía vaqueros, un niqui a rayas y unas zapatillas New Balance”, recuerda su prima Maite. Pero además, de “empapelar” las calles de Portugalete y de los barrios bilbaínos de Otxarkoaga y Txurdinaga, donde vive su familia, han puesto en marcha una plataforma en Instagram y TikTok llamada ‘Justicia para Ángel Echevarría’.
La vida de Ángel no fue fácil, siendo muy joven su madre falleció, pero su familia le recuerda como un joven alegre y sociable que el día que desapareció había quedado a comer con un amigo en Portugalete. “No llevaba dinero en efectivo ni tarjetas de crédito y tras su desaparición nunca sacó dinero de su cuenta”. Hace tres años SOS Desaparecidos publicaba esto en su cuenta de Twitter, en el quinto aniversario de su desaparición.
Después de tanto tiempo sin noticias de él, esta familia teme que le pasara algo malo y que no volverán a verle. Por eso, con pesar piden "que si tengo que llorarlo, necesito un sitio donde hacerlo". Aun así, no piensan quedarse de brazos cruzados porque “necesitamos saber”.
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