Hace años que el bosque encantado de Oma empezó a enfermar. Los pinos que el escultor y pintor bilbaíno Agustín Ibarrola usó como lienzo en la localidad de Kortezubi, cerca de la cueva de Santimamiñe, fueron envejeciendo y finalmente contrajeron la enfermedad de la banda marrón, causada por hongos. Parecía que aquello supondría el final del bosque animado de Ibarrola, pero no. Tras cuatro años de intensos trabajos, se ha logrado reproducir la obra del artista bilbaíno en otro emplazamiento. “Hemos logrado que el sueño de mi padre continúe”, se congratulaba José Ibarrola.
Este espacio mágico reabre en Basobarri, un pinar de Urdaibai de 13 hectáreas próximo al original de 3,5. Allí, se han pintado los 34 conjuntos originales que planteó Ibarrola, aunque finalmente llegó a sumar hasta 47. La tarea no ha sido sencilla: “Lo más difícil ha sido ubicar los conjuntos de forma que transmitieran la misma sensación que en el bosque” escogido por el artista, explicaba Fernando Bazeta que ha liderado este proyecto.
La orografía del terreno ha dificultado la migración de las obras ya que mientras en la primera ubicación “era una loma que descendía por ambos lados”, en el nuevo emplazamiento “ocurre justo al revés”. Eso ha obligado a “reinterpretar los conjuntos” y a “realizar también una labor de síntesis”.
En el nuevo bosque, se han pintado alrededor de 700 árboles, 200 más que en el bosque original. Uno de los retos ha sido adaptarse a la orografía para mantener exactamente las mismas perspectivas y formas de visionar la obra. La pintura empleada, que es inocua y no penetra más allá de la corteza de los árboles, se ha tenido que fabricar de forma exclusiva para el proyecto. “Se recoge de forma fiel el espíritu del artista y, además, de una forma sostenible”, puntualiza Elixabete Etxanobe de la Diputación Foral de Bizkaia.
Este proyecto es fruto de un "exhaustivo trabajo de investigación y relectura" de esta obra de Agustín Ibarrola realizado por un equipo multidisciplinar que va a permitir presentar una obra que recoge “de forma más fiel la idea originaria del artista”, ya que algunos de los conjuntos tomarán mayor dimensión, “algo que Agustín Ibarrola en su día no pudo realizar”.
Además, de completar algunos conjuntos inacabados del bosque originario y se han recuperado cuatro que habían desaparecido en diferentes épocas de la vida del bosque. Entre ellos, ‘Homenaje al roble’, ‘Mezquita de Córdoba’ y ‘Amenaza nuclear’, que desaparecieron como consecuencia de lo que la familia del autor definió en su día como “talas salvajes”.
'La línea horizontal', 'Invitación al beso', 'Relación cóncavo y convexo', 'A modo de Equipo 57', 'Horizontal diagonal', 'El rayo atrapado', 'El Arcoíris' y 'Ojos' son algunas de las propuestas icónicas de Ibarrola que los visitantes pudieron empezar a visitar en septiembre de 2022.
Ahora, el Bosque de Oma está terminado y la obra de Ibarrola ha logrado, en un último quiebro, esquivar “el olvido” al que estaba abocada mientras desaparecía, porque “la memoria es frágil”, recuerda José Ibarrola, al que le hubiera gustado "que mi padre estuviera en condiciones de verlo" porque está convencido de que "le hubiera encantado” el resultado. Los que podrán admirar el encanto de este bosque en pleno corazón de Bizkaia serán los visitantes que se acerquen a partir de este sábado 30 de octubre.