Cuando Khalid Allali llegó hace tres años a Almería desde Marruecos escondido en los bajos de un camión, no tardó en entender que su vida en España no sería fácil. A sus 19 años dejó a su familia en un pequeño pueblo del Atlas porque “buscaba la oportunidad de seguir estudiando” pero le ha tocado malvivir en las calles. Sin casa y “con una única comida al día” pasó Khalid sus primeros meses en Barakaldo. “Me salvaron mis ganas de tirar para adelante”, confiesa en un buen castellano: “Lo aprendí en dos meses”, dice orgulloso.
Él es uno de los 450 jóvenes que han participado en el programa ‘Trapezistak’ del Gobierno Vasco que acompaña a jóvenes sin red familiar ofreciéndoles formación y recursos para ayudarles en su inserción laboral y su integración social. “En el año que llevamos en marcha, 116 de estos jóvenes han logrado sus objetivos”, explica Xabier Legarreta, director de Migración y Asilo del Gobierno Vasco.
Tras cursar Formación Profesional y realizar las correspondientes prácticas, este chaval de ojos vivos se encuentra realizando un “Grado Medio de Circuitos Frigoríficos”. Formación que compagina con otro de sus retos: “Me estoy sacando el carnet de conducir”, confiesa. El pasado 2 de octubre aprobó el teórico “con gran esfuerzo porque el lenguaje es muy técnico”, advierte. Tras muchas piruetas "empiezo a tener un futuro".
Tanto Khalid como Imad Rekab cumplen el perfil de los jóvenes ‘trapecistas’ que tienen que realizar auténticas acrobacias para sobrevivir en un país al que no pertenecen y en el que muchas veces no se sienten queridos. “La mayoría proceden de Marruecos y Argelia”, dice Legarreta.
“Ninguno de los dedos de una mano se parecen entre sí, pues con las personas ocurre lo mismo, cada uno somos responsables de nuestras cosas y es importante dar la oportunidad para demostrarlo”, razona Imad Rekab, un ingeniero mecánico de 24 años que pasó 18 horas en una patera junto a otras 16 personas para llegar a Cartagena. Desde octubre de 2021 está en Euskadi.
Al igual que en el caso de Khalid, este argelino también tuvo que dormir durante cuatro meses en la calle hasta que pudo refugiarse en un albergue de Rentería (Gipuzkoa). Tras su paso por el programa ha logrado “dar un paso más para independizarme y para lograr sus sueños”. Actualmente estudia un Grado Superior de Integración Social y gracias a ‘Trapezistak’ ha podido alquilar un piso “por 90 euros” en un programa de viviendas comunitarias de Rentería y tener unos ingresos básicos para vivir mientras sigue formándose. “Mis sueños han ido moldeándose con el paso del tiempo y ahora mismo aspiro a tener un buen trabajo para poder seguir viviendo”, así de claro, así de difícil.
Un 27% de las personas atendidas se ha incorporado al mundo laboral o la hará en breve. Así, 63 personas han firmado un contrato regularizado por un periodo superior al año y con un sueldo igual o mayor al Sueldo Mínimo Interprofesional y a jornada completa.
'Trapezistak' ha acompañado a 450 jóvenes, con una amplia mayoría masculina: 437 hombres y 13 mujeres; de ellos 371 (358 hombres y 13 mujeres) residen en Bizkaia y 79, todos hombres, en Gipuzkoa. Los datos más relevantes de este balance son que 116 personas han logrado sus objetivos y ya han abandonado el programa, y que el 24,4% sostiene un proyecto de vida con sus propios medios, sin ningún apoyo.
La iniciativa está dirigida a “jóvenes sin red familiar, muchos de ellos viven en la calle y suelen ser extranjeros”. Legarreta insiste en que “son personas que buscan una oportunidad y si les das las herramientas para aportar a la sociedad, lo aprovechan”. De hecho, todas las personas que acceden a 'Trapezistak' deben firmar un acuerdo de derechos y obligaciones. Y sólo 25 personas (5,5%) han causado baja por edad, por abandono voluntario o por incumplimiento de las normas.