Escuchar a Borja Vilaseca siempre es salir de la zona de confort. Las ideas y el discurso de uno de los referentes de habla hispana en el ámbito del autoconocimiento y la educación consciente, invitan a plantearnos si realmente estamos cumpliendo nuestro propósito de vida, nos ayudan a hacernos preguntas importantes y a vivir con más consciencia. Quizá por eso, principalmente e independientemente de su currículum académico, se considera un activista educativo y un agitador de consciencias.
Borja Vilaseca forma parte del equipo de conferenciantes internacionales de Mentes Expertas. Cuenta con más de tres millones de seguidores en todas sus redes sociales y es uno de los mayores expertos en Eneagrama del mundo: desde 2006 ha impartido más de 300 cursos y conferencias presenciales y online para más de 75.000 personas en diferentes países. Pero, además, es el fundador de Utópika Labs, un venture builder desde el que está creando y financiando proyectos pedagógicos orientados a transformar la mentalidad de la sociedad y de Terra, una escuela en Barcelona con un enfoque muy innovador sobre la educación más consciente. Así que no nos extraña que su último libro 'Ser feliz es fácil' (editorial Vergara), el noveno ya, trate sobre uno de los conceptos más oídos de los últimos tiempos: la felicidad. Hablamos con él para entender cuál es su visión sobre la felicidad y sobre por qué hay tantas personas infelices actualmente.
Pregunta: Dedicas un apartado a las personas descentradas: ¿puedes explicarnos más sobre quiénes son esas personas y cómo debemos gestionar la vida con ellas?
Respuesta: Las personas descentradas son un colectivo en auge en nuestra sociedad porque, como no hay educación emocional ni educación espiritual, las personas van entrando en comportamientos neuróticos, disfuncionales, trastornos neuróticos, mentales, enfermedad mental… Y aún así muchas de ellas se quedan buscando parches de alivio y no se trabajan su propia sombra, no tratan sus heridas de infancia, no se cuestionan su actitud, son victimistas, entonces, cada vez son más y alcanzan cuotas de poder: son directivos, son políticos, son empresarios… La neurosis se va propagando y hay que saber lidiar con este colectivo para preservar nuestro bienestar. Por eso dedico, una gran parte de este libro, a trabajar la compasión, a trabajar el perdón, la empatía, a saber poner límites, porque inevitablemente hay muchas personas descentradas en nuestro día a día, pero cuando vas cultivando el amor propio poco a poco van mejorando la calidad de tus relaciones, y llega un momento en el que cada vez hay menos personas descentradas en tu vida porque te has ido protegiendo más y la gente que te rodea tiene un buen nivel de consciencia.
P: ¿Tú has experimentado todo esto? ¿Por eso decidiste escribir este libro?
R: Sí, yo mismo he experimentado este dolor y este vacío. Escribir y leer sobre la felicidad me ha transformado, por eso escribí este libro. Si trabajas el autoconocimiento puedes conectar con la fuente de felicidad que está dentro. Hay mucha infelicidad, así que para mí hablar de felicidad es una provocación.
P: ¿Por qué crees que hay tanta infelicidad hoy en día?
R: Al no haber tenido una buena educación emocional, entramos en la edad adulta muy identificados con el ego y esto nos vuelve a todos un tanto egocéntricos. Como no hay autoconocimiento no sabemos gestionar los pensamientos disfuncionales que solemos tener, no sabemos gestionar las emociones tan intensas que solemos tener, no sabemos lidiar con las cosas que nos pasan y nos desconectamos de la fuente de la felicidad que está dentro. Creemos equivocadamente que el estrés, la ansiedad, el vacío existencial…lo conseguiremos aliviar consiguiendo cosas de fuera y eso todavía genera más desdicha e infelicidad. La sociedad en la que vivimos está hecha para que seamos infelices.
P: Muchos expertos dicen que hace falta poco para ser feliz, ¿qué crees que se necesita para ser feliz?
R: Yo coincido, creo que todos tenemos lo necesario para ser felices, pero muy pocas personas saben ser felices con lo que tienen. Para ser feliz hay que practicar el amor propio, hay que conocerse y el autocuidado diario de forma disciplinada, tanto de cuerpo como de tu mente, como de tu espíritu y tu sistema nervioso, a través de rutinas saludables. La felicidad es la consecuencia de vivir realmente conectado con tu verdadero ser esencial, más allá de esta identificación del ego.
P: Según los datos que aportas en el libro, no parece coherente que junto con los datos de estrés y uso de medicamentos antidepresivos, el 80% de los españoles se declaran felices con su vida. ¿Qué opinas sobre este dato? ¿Nos conformamos con poco?
R: Hay una hipocresía tremenda en cuanto a la felicidad. Está mal visto ser infeliz, y la gente miente mucho cuando habla de su estado de ánimo porque es subjetivo y la realidad es que más de la mitad de los adultos padecen depresión, ansiedad o algún trastorno mental -así lo dicen los estudio del Instituto Nacional de Estadística-. Sin embargo, el 80% se declara ser feliz. Para mí es la máscara de este teatro social que llevamos puesta, pero realmente hay una infelicidad tremenda. Hay que quitar todos los parches de evasión que existen en la sociedad que promueve el sistema cada día, a la que muchas personas son adictas. También es verdad que hay una obsesión con la felicidad, que se confunde con hedonismo, que pone el foco fuera, en el deseo de placer, de euforia, de ser alguien, de conseguir cosas… Son drogas para el ego. La verdadera felicidad no tiene una causa externa.
P: El concepto de la felicidad se ha explotado hasta morir de éxito en los últimos años. ¿Qué es para ti la felicidad?
R: La palabra felicidad es de las más prostituidas de nuestro vocabulario, viene del latín de “felicitas o felicitates”, que significa fructífero, feliz; significa que la persona tiene una conducta o actitud que siembra abundancia, porque es una persona amorosa. Cuando estás feliz sacas lo mejor de ti mismo y te vuelves menos conflictivo. Otra de las acepciones de “felicitas” es el estado de satisfacción interno, no tiene ninguna causa externa. También está la “Eudaimonia” de los griegos que ven la felicidad como la consecuencia de la virtud, de la ética, de actuar sabiamente y eso está muy presente en el estoicismo. No importa lo que te traiga la vida lo que importa es lo que tú decides hacer con ello desde tu integridad. La falta de felicidad está conectada con la inconsciencia y, por el contrario, la felicidad está muy vinculada con la consciencia y la sabiduría.
P: ¿Qué es el semáforo emocional del que hablas en tu libro? ¿Cómo funciona?
R: El semáforo emocional es una metáfora con la que trato de representar las tres respuestas del sistema nervioso autónomo, esto lo he sacado de la Teoría Polivagal de Stephen Porges. Hablo de verde (el sistema nervioso parasimpático ventral), naranja (sistema parasimpático) y rojo (sistema nervioso parasimpático dorsal). Verde es cuando estás muy centrado, conectado con la fuente de satisfacción y bienestar, cuando estás en verde tu cuerpo y espíritu están armonizados, por eso tu manera de afrontar lo que ocurra es con más neutralidad, más objetividad; de alguna manera proteges tu estado de ánimo, no te tomas las cosas a lo personal, te apetece comer sano, hacer ejercicio, no estás tan egocéntrico. Con el naranja ya entras en modo huida, más defensivo, tu sistema nervioso está alterado, estás con poca energía vital, eres más reactivo, más victimista, más neurótico, tienes más pensamientos negativos porque estás en un sistema de supervivencia. Entras en un círculo vicioso, que es donde está la mayoría.
P: ¿Y el rojo? ¿Entiendo que es el peor de todos?
R: Cuando vives en el estado naranja y pasa alguna desgracia, te sumerges en el rojo: es la parálisis total, es la depresión. Es tan insoportable que muchas personas se acaban suicidando. Creo que la clave es saber regularse emocionalmente para saber en qué puntos estamos para no tomarte demasiado en serio tus pensamientos y ver qué necesitas en cada momento. Hay que ir hacia el verde. Lo que pasa es que muchas personas no han vivido conscientemente en el verde, ese es el verdadero problema.
P: La mente es un poderoso destructor de nuestra felicidad, ¿cómo podemos trabajar para entenderla?
R: Totalmente, la mente y los pensamientos cuando están orquestados por el ego, por este instinto de supervivencia que nos lleva a la negatividad, a lo que falta, a lo que debería ser mejor constantemente, eso destruye la felicidad. Por eso es tan importante cuidar la mente con meditación, lectura, afirmaciones positivas, mindfulness, consumir conocimiento de calidad, tener conversaciones productivas, y también entrando en ese silencio tan fértil para que la mente se calme. Un trabajo con la mente es una buena inversión para la felicidad.
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