Cuando las modas caducan antes de que lleguen a ti: "Hasta a los jóvenes les cuesta seguir tantas tendencias"

¿Se están comportando los jóvenes igual que los 'boomers' a la hora de estar al tanto de tendencias?
Analizamos de la mano de la socióloga Rebeca Cordero por qué nos cuenta tanto enterarnos de algunas modas que están en la calle
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Con la llegada de las redes sociales al entorno digital, las dinámicas de comportamiento han cogido carrerilla. En apenas unos años hemos pasado de recordar antiguas modas con nostalgia a recibirlas todas de golpe. Ahora se lleva todo y no se queda nada, algo que provoca que cada vez sea más difícil seguir el ritmo de unas tendencias de cuya existencia no nos enteramos (o cuando lo hacemos ya es demasiado tarde para subirnos a ellas).
El problema llega cuando no solo los ‘boomers’ -aquellos ancianos no-nativos digitales que luchan contra la IA y los memes- llegan tarde, sino que también las generaciones más jóvenes (X, alpha, etc.) pelean por seguir el ritmo de sus sucesores, convirtiéndose en una suerte de ‘neo-boomers’ capaces de recitar tiktoks de más de un minuto pero que, sin embargo, no siempre acertarían con el trending topic del día.
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Rebeca Cordero, doctora en Comunicación y profesora titular en Sociología Aplicada en la Universidad Europea (UE), asocia este cambio al origen de las tendencias: mientras que antes las modas iban vinculadas a una ideología y un simbolismo político-social (punk, hippies, grunge, etc.), a día de hoy es el soporte el que marca el ritmo: si algo cambia en internet debemos demostrar que somos conocedores, y esto implica estar siempre pendiente a un posible nuevo cambio. "Hasta a los jóvenes les cuesta seguir tantas tendencias", reconoce.
El ejemplo más sencillo es su propia experiencia: “Yo subo a clase y sé que estoy contando cosas que a lo mejor ahora mismo ya están anticuadas porque están surgiendo otras nuevas”. “El hecho de estar hiperconectados lleva a los jóvenes a recibir multitud de estímulos sociales, de manera a que, si quieren estar al día con todas estas modernidades, les va a generar tener que estar constantemente atentos a todos esos estímulos. ¿A qué lleva eso? A todos los niveles de ansiedad, depresión de grupo, estrés, la imposibilidad que puedan contrastar toda esta información… y siempre a que terminen vinculando con aquello que es muy emocional”, explica.
Si queremos estar al día con todas la modernidades hay que estar atentos a todos los estímulos. ¿A qué lleva eso? A todos los niveles de ansiedad, depresión de grupo, estrés y la imposibilidad que puedan contrastar toda esta información
Esto cambios no solo afectan en el tratamiento social, sino que trasciende también al resto de ámbitos de sus vidas. El más evidente, la política: “Al final ellos se están vinculando con las ideas más polarizadas, los posicionamientos mucho más extremos, porque están lanzados desde discursos muchos más pasionales y emocionales que les llaman la atención; es la forma de comunicación a la que están acostumbrados”. Son, afirma, la generación que más exigencias recibe por parte de su grupo de iguales y por el entorno digital.
La búsqueda del descubrimiento
El modus operandi de las redes sociales ha “programado” un leitmotiv en la manera en que nos comportamos digitalmente, haciéndonos entender que siempre que llevemos a cabo una acción sucederá algo, bien sea una recompensa, un like, una respuesta, pero siempre un estímulo, que hará siempre que también nosotros continuemos este círculo vicioso de idas y venidas.
“Si a la gente le vendiéramos que el disfrutar del tiempo te da una vida de calidad, porque no vas buscando nada sino que vas a la búsqueda del descubrimiento, todo sería mucho más sosegado y habría menos daño para la salud mental. Pero vendemos a la gente la inmediatez, la obsolescencia programada llevada a las relaciones personales, y conseguimos que el imperio de la caducidad llegue a todo: modas, tendencias, etc., hasta al amor -llevados por ese pensamiento intrusivo de ‘y si me estoy perdiendo algo fuera", compara.
La identidad en internet: voluble, inmediata y cambiante
Uno de los requisitos principales de toda red social es la necesidad de identificarse, crear un perfil que defina quién eres, tus gustos, intereses y una red de conexión. Internet nos da la opción de producir la versión que prefiramos de nosotros mismos, pero esto puede volverse contraproducente cuando nuestra identidad se sostiene sobre un cambio constante.
“A las generaciones más jóvenes les han dicho que si son adaptativas y líquidas van a tener más éxito social”, apunta la experta. “Actualmente se buscan personas polivalentes y adaptativas, que sean capaces de adaptarse a todo. Y para que a ti no te genere daño la necesidad de estar cambiando constantemente no te tienes que vincular fuertemente a nada, ese es el éxito de Internet, el poder ser quien yo quiera en el momento que a mí me dé la gana. En internet todo es voluble, inmediato y cambiante”.
El objetivo de las redes es asociar a esa identidad un pensamiento, valores, tendencias… Un perfil de consumidor, y con ello, un contenido adaptado a sus necesidades, y quizá sea precisamente esta la razón por la que no todo el mundo sigue las tendencias y su evolución al mismo ritmo.
Cordero incide en la necesidad de mantener una concordancia con uno mismo, la capacidad de elección a partir de nuestra propia identidad que, asegura, nos hará mucho más seguros: “Yo creo que es lógico que las generaciones más jóvenes estén pendientes de cada tendencia, porque buscan cómo ser respetados por su grupo de iguales, pero si mantienen esa fidelidad a sí mismos, tendrán momentos donde puedan estar más acompañados, más solos, les puedan cuestionar más, pero sin duda, serán mucho más felices”.
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