Alberto Simoncini ha pasado por nueve duelos diferentes: "Ahora ayudo a otras personas a superarlos"

El duelo es atravesar una pérdida, no importa la magnitud: puede ser desde la muerte de un hijo hasta la pérdida de un trabajo
El terapeuta Alberto Simoncini, especializado en duelos y pérdidas, acaba de publicar un libro en el que narra su experiencia
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A lo largo de nuestra vida experimentamos pérdidas de distinta índole y profundidad. Son parte de la vida, y cada una de ellas nos lleva a un duelo que puede vivirse muy distinto cada vez. Lo que las distingue es cómo las afrontamos, con qué herramientas contamos y qué aprendemos de cada una de ellas.
El terapeuta italiano Alberto Simoncini lleva más de 17 años trabajando en el duelo en España, país en el que reside. Decidió emprender este camino después de atravesar nueve duelos que explica en su libro ‘El coraje de romperse’ (editorial V&R), que ya va por la tercera edición. “Yo he perdido seres queridos humanos, seres queridos animales, he sido diagnosticado con una enfermedad degenerativa, he sufrido trastornos alimentarios, he perdido relaciones, tanto familiares como de amistad y sentimentales… He perdido dinero, he abierto empresas y las he cerrado, he perdido trabajos, he sufrido acoso laboral…”, explica en una entrevista para la web de Informativos Telecinco.
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La historia de Alberto es dura, aunque su capacidad de resiliencia es superior a todo el dolor generado en cada una de esas pérdidas. Porque, como explica, obviar el sufrimiento no ayuda a superar un duelo. “El simple hecho de no reconocer que estamos sufriendo una pérdida o un proceso de duelo implica a veces que estemos en un proceso de depresión o ansiedad y no sepamos el porqué”.
El simple hecho de no reconocer que estamos sufriendo una pérdida o un proceso de duelo implica a veces que estemos en un proceso de depresión o ansiedad y no sepamos el porqué
Aunque haya atravesado nueve duelos distintos, cuando le preguntamos cuáles han sido los más difíciles de superar, él nos habla de tres. La enfermedad de Crohn que padece desde los 13 años pero que no fue diagnosticada hasta que fue mayor. “Fue un alivio resolver qué me pasaba”. Esto le llevó a experimentar fuertes cambios de peso, dos depresiones medicadas y todo un trabajo de años con psicólogos y psiquiatras. Otro de los duelos que señala que le acompaña a día de hoy fue sufrir abusos en la escuela. Después de vivir algo así ha conseguido darle la vuelta y ahora está acompañando a sus propios compañeros de escuela que también los sufrieron como él.
Y por último, uno de los duelos que él señala como fantasmas, que fue la pérdida de su gato después de 17 años juntos. Alberto comenta que tiene pacientes que no han sido comprendidos ni bien acompañados porque se supone que tenemos que superar la muerte de un animal rápido, pero para muchas personas estos compañeros son lo más importante de su vida. “Falta cultura del duelo, sobre todo por parte de los psicólogos. Por eso, tengo la voluntad de que la gente ponga nombre a las cosas que vivimos. Necesitamos poner el nombre correcto a lo que nos sucede para entenderlo”.
El coraje de romperse: por qué es necesario para superar un duelo
El título de su libro ya nos da una pista de lo que este terapeuta italiano propone. “Cuando transformamos el miedo en coraje, nos permitimos rompernos. Aprendes precisamente eso, a amar la vida, a pesar de lo que te está costando vivirla”. Es decir, que hay que llorar las pérdidas y sufrirlas para poderlas superarlas. “Te puedo asegurar que todas las lágrimas que no lloramos se acumulan. Las pérdidas no lloradas se acumulan en el tiempo. Es por eso que tengo pacientes que vienen con 12 pérdidas y tenemos que trabajarlas después de 30 años”, añade.
Y, en este sentido, es un fiel defensor de la terapia. Señala que todos, hasta los mismos psicólogos y psiquiatras, deben ir a terapia, porque si aguantamos con aquello que sabemos que está roto, tarde o temprano lo pagaremos con salud. “Hay que invertir en nuestra salud emocional”.
Te puedo asegurar que todas las lágrimas que no lloramos se acumulan. Las pérdidas no lloradas se acumulan en el tiempo
También sugiere entender que hay pérdidas, como la muerte de un hijo, que jamás van a dejar de doler. Pero podemos elegir cómo vivir nuestra vida después de un suceso traumático de esta índole, ese es un trabajo que deben hacer conjuntamente la persona y su terapeuta. “Mi vida a partir de ahora puede tener otro sentido. Eso no significa olvidar”.
¿Un consejo para superar un duelo? Alberto señala hacer un camino espiritual. No tiene nada que ver con hacer el Camino de Santiago, sino más bien, un viaje interior, haciéndonos preguntas que permitan abrirnos, si puede ser con personas de confianza que puedan entendernos. También es importante pedir ayuda en temas más pragmáticos. “No sabes todo lo que puede ayudar a una persona que está atravesando un duelo, que le ayuden en cosas tan sencillas como arreglar su casa, prepararle algo de comer o ayudarle en gestiones como el entierro, en el caso de una muerte”.
Quedarse atrapado en el duelo: ¿cuándo hay que estar alerta?
Como dice, no todas las pérdidas requieren del mismo acompañamiento, y, de hecho, él no habla de fases. Sí que explica que hay un inicio en el que negamos lo que ha ocurrido, pero, finalmente, si el duelo se trata con profesionales, deberíamos llegar a la aceptación. Tampoco existe un tiempo determinado, cada persona necesita respetar sus tiempos. “Se piensa que en cualquier duelo, al acabar el año este debería estar resuelto, incluso cuando hablamos de la muerte de un hijo que no se resuelve nunca en la vida”.
Durante un duelo es normal experimentar un vaivén emocional, sentirnos culpables porque algunos días estemos alegres y felices, forma parte del proceso. Pero, ¿qué pasa cuándo ese dolor se cronifica? En esos casos, él lo tiene claro, “son personas que no han hecho terapia o es que algo no está funcionando. Puede ser que el mismo entorno no permita a esa persona sufrir”. Él se refiere a frases como “sé fuerte, no llores”. Para él es determinante que el sufrimiento sea expresado.
Tampoco el acompañamiento es fácil. A nivel terapéutico hay varios factores que intervienen: la escucha es fundamental. “La persona que está sufriendo suele ser difícil de acompañar, por eso yo digo que ir a terapia te ayuda a no romper relaciones. Cuando le pido a los amigos o familiares que me escuchen todo el tiempo, rompo relaciones. En terapia se da ese espacio seguro donde puedo decir cosas que a los familiares o amigos no puedo decir”.
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