La Navidad es un momento en el que pasamos mucho más tiempo en familia, por ello pueden aflorar conflictos del pasado y sin resolver que compliquen las sobremesas o los momentos en los que deberíamos estar felices y agradecidos. El dinero, las herencias, los traumas en la infancia, las peleas entre hermanos, los divorcios que no han acabado bien, la muerte inesperada de algún miembro de la familia, las eternas rivalidades, etc., pueden ser un gran foco de problemas. Si bien es cierto que no es lo mismo un conflicto por un regalo del amigo invisible que uno por un trauma del pasado, se pueden llevar a cabo algunos consejos que pueden mejorar las relaciones durante estos días.
En estas fechas pueden aflorar sentimientos, dinámicas del pasado, conflictos sin resolver… ¿Qué podemos hacer con todo esto? ¿Y cómo podemos gestionarlo de la mejor manera para tener unas fiestas tranquilas y en paz? Hablamos con la psicóloga, escritora y conferenciante, Patricia Ramírez, más conocida como Patri Psicóloga en redes, para desgranar todo aquello que podemos hacer en estas fechas para no sufrir.
“Hay que invitar a la gente a que pongan límites saludables a las relaciones, que por un lado, miremos una escala de valores, prioricemos lo que es el bien común, siempre y cuando no genere un trauma personal. Es decir, yo puedo priorizar reunir a la familia para que mis abuelos, mis padres disfruten todos juntos siempre y cuando yo no tenga un conflicto muy grande con quien tengo que sentarme en una mesa. Cada vez que decimos síes y noes hay que valorar el daño que podemos sufrir al aceptar algo que no nos apetece o el daño que generamos en otra persona al decir que no a una petición. Es algo muy personal, y lo que no puede ser es que el daño sea mayor que el bien que generas”.
La mayoría de problemas se resolverían si comunicamos las cosas a tiempo y con asertividad, pero muchas veces algunos conflictos se enfrían y pasan años hasta que las personas hablan de ellos, por eso, no hay que esperar un año a que nos veamos con esa persona y dejemos aflorar todo aquello que nos ha hecho sentir mal. “Si el conflicto es un conflicto menor como estar incómodo en una situación porque estamos con una persona a la que le encanta discutir, provocadora, o que habla demasiado alto, lo que hay que tratar es de regular esa situación y decir en la mesa eso no. Podemos pactar, si alguien hace un comentario hiriente, no sentirnos atacados, y por el bien de ese momento y de la sobremesa, no hacer caso. Y, si sigue insistiendo, poner límites con educación”.
Por otro lado, los conflictos hay que dejarlos fuera de las celebraciones navideñas. Eso suena fácil en un inicio pero quizá en la práctica sea difícil de conseguir, y mucho más, cuando hay (normalmente) alcohol de por medio.
“Los conflictos son buenos siempre y cuando sean para resolver algo, yo no creo que una fiesta de Navidad o una comida sea un buen momento para resolver un conflicto, las buenas maneras y la buena educación deberían siempre prevalecer. Lo más recomendable es no sacar temas conflictivos en la mesa, son los que ya conocemos todos: fútbol, política, religión, cambio climático…”.
Cada casa siente sensibilidad hacia ciertos temas, quizá lo mejor sea evitarlos para no generar conflictos innecesarios. Y añade: “Lo que se trata es de ir a esa comida con amor, significa no voy a generar una tensión innecesaria y para qué provocar una situación en la que otra persona se sienta incómoda. La idea es pasar unos buenos días en familia, sobre todo, por la gente que es más mayor y que disfruta viendo a la familia unida”.
La Navidad es una fecha tremendamente nostálgica y familiar, por eso duele el doble cuando falta un ser querido. El duelo por la pérdida es tremendamente duro en estas fechas. ¿Qué conviene hacer entonces? ¿Qué es lo que recomiendan en este caso los expertos? “Depende, claro. No es lo mismo que se haya muerto un familiar mayor que se esperaba que muriese hace dos semanas, a que hayamos sufrido la pérdida de alguien joven por una enfermedad o por un accidente. Si es alguien que ha muerto recientemente, hay gente que invita a poner una silla para esa persona, para recordarla. Podemos hacer un ejercicio para agradecer lo que esa persona ha aportado en nuestra vida, aunque sea un momento emotivo que nos lleve incluso a llorar. Si es un familiar con una muerte reciente y de una forma inesperada, habrá que preguntarle a sus padres o a sus hijos o hermanos cómo quieren celebrar la Navidad. La mejor manera de no meter la pata es preguntando a la persona más cercana cómo quieren celebrar o participar”.
Los 10 consejos para pasar unas navidades tranquilas y en armonía
Estos los consejos que da Patri Psicóloga para tener una “feliz Navidad” o por lo menos intentarlo:
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