Desde hace ya bastantes horas la lluvia de ceniza en la zona de Tajuya es especialmente intensa. Ya es algo más que una incomodidad. Es algo parecido a una nevada negra que lo va cubriendo todo, con la ceniza acumulándose en algunas zonas así. Impresiona. Una rutina desesperante para limpiar algo, que en poco tiempo vuelve estar cubierto. Imposible cualquier actividad al aire libre. Hay que añadir a todo un intenso olor nada agradable a dióxido de azufre. Esta lluvia empezaba fuerte anoche. Y se convirtió, en un suplicio, pero también en un fenómeno que se ve pocas veces. Pero no es lo que más preocupa.
El cambio en la dirección del viento lleva hoy la nube de gases y cenizas hacia el este de la isla de la palma, justo donde está situado el aeropuerto. Por eso, desde esta mañana, la acumulación de ceniza en las pistas ha obligado a cerrar por seguridad. A los pasajeros se les da la opción del ferry o vuelos para otros días, aunque mañana es probable que la situación desfavorable se mantenga. La causa de esta intensificación de la emisión de cenizas puede ser que se esté agotando el reservorio de lava o tenga menos gas para expulsarla. El 112 ha recomendado que en las zonas más afectadas se evite salir de casa o se haga siempre protegido con gafas y mascarilla FFP2.
La consejera de Seguridad y Emergencias del Cabildo de La Palma, Nieves Rosa Arroyo, deja claro que lo que más le preocupa en estos momentos respecto al volcán de La Palma no es la ceniza, pese a que ya ha provocado el cierre del aeropuerto, sino la calidad del aire, y por ello se mide "continuamente". Hay muchas estaciones que miden la calidad del aire en La Palma desde que el pasado 19 de septiembre entrase en erupción el volcán, y así hay especialistas del Gobierno de Canarias, de la Unidad Militar de Emergencias (UME), del CSIC y de la Aemet, ha indicado la consejera minutos antes de asistir a una reunión del comité científico del Pevolca.
La medición es continua para saber con la máxima anticipación posible si es necesario realizar algún desalojo, y la consejera ha recordado que hace unos días unas 6.000 personas fueron confinadas en la zona próxima a la erupción porque había empeorado la calidad del aire. Arroyo, que es médico de profesión, ha indicado que este jueves hay "bastante" olor a azufre en el valle de Aridane, que forman los municipios de Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte. Y es que en el valle de Aridane la población que no ha sido desalojada sigue saliendo y hace la vida lo más normal que puede, por lo que preocupa que tengan buena calidad del aire, ha insistido la consejera.
En cuanto a la ceniza, ha comentado que se ha recogido "mucha" pero no está en disposición de decir una cantidad, y ha recordado que cuando se recoge también se toma arena y otros materiales, que se llevan al municipio de El Paso. Una vez recogida la ceniza, se hace cargo de ella la empresa "Áridos del riachuelo", que tiene una machacadora y autorización para destinarla a construcción y carreteras, por ejemplo. Para la recogida, el Cabildo de La Palma ha puesto a disposición de los vecinos unas bandejas, que están al lado de los contenedores de basura, y ha señalado que al principio algunas personas las colocaban en los contenedores grises, muchos de los cuales se han roto por el elevado peso.
Arroyo ha manifestado que hay cierta preocupación por los problemas de salud que puede ocasionar la ceniza, y por ello ha recordado que para llevar a cabo esa tarea es preciso usar mascarillas, así como gafas, y cubrirse todo el cuerpo, pues se trata de partículas de dos milímetros que se pueden inhalar y agravar problemas respiratorios, además de producir erosiones tanto en la piel como en los ojos. Arroyo ha destacado que no se han producido problemas en tuberías y viviendas por la acción de la ceniza, algo a lo que ha ayudado la falta de lluvias, y por ello se ha establecido un servicio de limpieza a cargo de los ayuntamientos. De este modo los ayuntamientos limpian los tejados, sobre todo los planos, y desde el Cabildo de La Palma se trabaja en esta tarea en la zona de exclusión de 2,5 kilómetros en torno a la zona de la erupción, en la que solo entran efectivos de los bomberos.