El volcán de La Palma, a pesar de breves períodos de calma, continúa muy activo. A los momentos de tranquilidad, le suceden otros de gran intensidad, con expulsión de lava, ceniza y piroclastos. Lo que más preocupa es la trayectoria de las coladas.
Nada más novedoso que observar un momento de paz en el volcán de Cumbre Vieja. Ha sido algo momentáneo porque tras un par de horas de clama este jueves, la fuente de lava volvía a brotar confirmando la tendencia.
La efusividad desde el cono secundario que alimenta las coladas del norte se mantiene. La lava discurre por la parte central con un frente en forma de punta de flecha. Su avance es muy lento por un terreno que se había salvado y la UME vigila día y noche su trayectoria. “Si esa colada llega finalmente a empujar la colada número 8 que está en La Laguna...”, señalan.
El número de terremotos está siendo menor que otros días. “Probablemente volvamos a cifras más bajas de sismicidad…”, esperan los técnicos.
Pero el cono secundario da poca tregua y en su interior las bocas eruptivas siguen mostrando esta fuerza. Provoca desprendimientos en las paredes inestables del nuevo edificio volcánico, fragmentos ígneos que son arrastrados por los toboganes de lava que discurren ladera abajo.