El Servicio de Trabajos Aéreos (STA) del IGME (CSIC) en su despliegue en la isla ha podido grabar la cima del cráter del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, para obtener una impactante imagen de la furia que alberga. En estos momentos hay tres focos de emisión, son profundas cavidades de las que emergen tres fuentes de lava que el volcán expulsa con sus constantes rugidos.
A un lado la boca que alimenta la colada principal y donde se agita con movimientos frenéticos, la lava que desemboca en el mar. A seiscientos metros observamos las dos nuevas bocas con las que el volcán ha incrementado su poder de destrucción, dos aperturas muy próximas la una de la otra.
Durante la pasada madrugada se crearon dos nuevos centros de emisión de lava separados por quince metros, una distancia mínima que se aprecia en los dos ríos de lava que generan y que desaparecen cuando se juntan para crear una nueva colada.
Las nuevas coladas discurren paralela a la colada que llega al mar, formando cascadas en los desniveles del terreno, el Cumbre Vieja abre otra línea roja que emprende su incierto camino cuesta abajo.
Es una lava más fluida y por lo tanto, se desplaza a mayor velocidad, deja un nuevo caudal de fuego discurriendo por una isla sobre la que ya se han emitido ochenta millones de metros cúbicos de lava, el doble de lo que la erupción del Teneguía generó en casi un mes.
Y abrazando al volcán, una alineación de fumarolas que podrían ser una línea de debilidad capaces de provocar otro derrumbe en el cono principal, porque ahora La Palma está en continua transformación.