Cada día estamos ante un volcán distinto, capaz de colapsar sobre sí mismo. Hoy, además de emanar mucha lava, sorprende la tremenda expulsión de gases. Esas fumarolas blancas en primer término, pero sobre todo las nubes opacas de color gris, resultado de la enorme cantidad de ceniza acumulada es lo que los expertos llaman "coliflores". Nubes que vemos desde el amanecer. Mientras una de las bocas sigue expulsando gran cantidad de lava, otra aparece cubierta por esa impresionante y densa humareda con forma de coliflor, otras emiten gases y piroclastos provocando esta columna sobre el cráter fracturado.
Y el cono seguirá cambiando: se siguen produciendo derrumbes. Hoy la lava discurre sobre las coladas ya existentes sin dañar nuevas zonas. Y, si seguimos su curso, vemos cómo parecen desaparecer aunque, en realidad, discurren de forma subterránea por los tubos lávicos. La lengua que rodea a La Laguna sigue sin registrar ningún movimiento, al menos.
Columnas de humo, cenizas y gases de diferentes tonalidades, fuentes de lava constantes y a las 9 y media de la mañana nuevo derrumbe parcial en el interior del cono. La nueva forma que ha tomado el cono puede ayudar a centralizar todo el material emitido. El tremor volcánico, el ruido que emite continúa a niveles medios altos. No hay tregua, las cinco bocas siguen emitiendo lava.