El comportamiento del volcán de La Palma y su duración es impredecible –como en todos los volcanes-. Sin embargo, los caminos que toma la lava si pueden preverse gracias a los mapas de peligrosidad que establece las zonas susceptibles de ser invadidas por las coladas. Alicia Felpeto es la creadora de una herramienta para la generación de mapas de peligrosidad volcánica basada en modelos de simulación numérica.
“En un mapa de este tipo se usan modelos de tipo probabilístico que prevén los posibles caminos que pueda recorrer la lava desde una zona de emisión concreta y la probabilidad de cada uno de ellos”, explica la volcanóloga del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Alicia Felpeto, en declaraciones a Canarias 7.
Los mapas que determinan por dónde discurre la lava del volcán de La Palma ha permitido desde que comenzó la erupción el pasado 19 de septiembre llevar a cabo desalojos muy controlados y que no haya que lamentar más que daños materiales, no personales.
Para dsaber por dónde discurriría la lava del volcán de La Palma se tiene en cuenta las erupciones históricas y se introdujo en el modelo las características topográficas del terreno y su evaluación. “Cuando hicimos el primer mapa de peligrosidad, solo se conocían las coordenadas de los puntos de emisión y la longitud de la fisura”, explica Felpeto, que ha renovado este mapa en dos ocasiones atendiendo a la aparición de nuevos salideros de lava.
Las simulaciones recientes presentan una mayor dificultad porque hay que hacer el cálculo del comportamiento de una colada teniendo en cuenta que va sobre otra preexistente.
“Esta interacción no es tan fácil de pronosticar, por eso detenemos la simulación de las nuevas coladas cuando, en su camino, llegan a las coladas principales”, apunta Felpeto que, sin embargo, reconoce que muchas de las nuevas lenguas de lava tienden a unirse a las anteriores porque estas “ya tomaron los caminos más probables”.
Saber dónde se formarán ramales también es difícil de determinar. “No se sabe dónde se va a romper y si los caminos que puedan seguir serán distintos”, explica la vulcanóloga que creó el mapa de probabilidad a partir de una escala logarítmica y seis órdenes que van del verde al rojo. “Cuando subimos un punto en la escala, hay diez veces más de probabilidad. Los rojos son los caminos más probables; los siguientes, los naranjas y amarillos, hasta llegar al verde. Todas las zonas coloreadas son alcanzables por la lava”, señala.
El mapa de peligrosidad de Felpeto sigue funcionando, a pesar de las dificultades añadidas, con las nuevas coladas y ramales laterales. “Hay que interpretarlo de forma relativa. Si se abre una pequeña lengua, lo que hay que mirar son los caminos más probables que tomará. En general está yendo por las zonas por las que iba a ir desde el principio”.