La llegada de miles de inmigrantes marroquíes a Ceuta en las últimas horas ha hecho que vuelva a la memoria de muchos el término de la "Marcha Verde", la invasión pacífica de más de 50.000 ciudadanos marroquíes del Sahara Occidental en noviembre de 1975, pocos días antes de la muerte del dictador Francisco Franco.
Aquella crisis, que derivaría en el abandono por parte de España del Sahara Occidental, está lejos de estar resuelta aun, 46 años después, y suele ser el principio de todos los conflictos diplomáticos entre Marruecos y España, también el actual. Y es que Marruecos suele utilizar momentos convulsos o de debilidad en la política Española para lanzar estos órdagos que suelen tener como diana la cuestión de los territorios españoles en el norte de África. Pasó con el Sahara occidental, pasó hace años con el islote de Perejil y pasa hoy con la ciudad autónoma de Ceuta.
La llamada Marcha Verde fue una invasión ilegal producida por Marruecos del Sáhara Occidental, iniciada el 6 de noviembre de 1975, y llevada a cabo por unos 50.000 ciudadanos marroquíes. La marcha se produjo por un llamamiento del rey de Marruecos, Hassan II, y se realizó por ciudadanos, mayores de 18 años y desarmados (aunque los acompañaban más de 25.000 soldados de la Guardia Real). España no hizo nada para evitarlo y los civiles participantes quedaron asentados en los territorios de la provincia española.
Esta marcha fue la respuesta de Marruecos a una crisis diplomática que venía de un año antes. En 1974 España accedió a la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental, un referéndum que se había exigido en una resolución aprobada por la Organización de Naciones Unidas en 1970. La resolución de la ONU sigue en vigor. El referéndum no se celebró nunca.
Tras la Marcha Verde, la debilidad de España se vio patente y solo pudo abandonar la provincia, y a sus ciudadanos (españoles de pleno derecho) a su suerte. El rey Juan Carlos I era el jefe del Estado en funciones ya que Franco agonizaba y potencias como Francia o Estados Unidos apoyaban a Marruecos en sus reivindicaciones (entonces se situaba al Frente Polisario en la órbita de la Unión Soviética). Tras la firma de los Acuerdos Tripartitos (con Marruecos y Mauritania) España pone fin a su presencia en el Sáhara en 1976, "poniendo término a las responsabilidades y poderes que tiene sobre dicho territorio como potencia administradora".
Que España descolonizara el Sahara Occidental no quiere decir que reconociera la soberanía de Marruecos sobre la ex colonia. De hecho, su soberanía sigue en duda actualmente. El Sáhara Occidental se sienta en las Naciones Unidas y es uno de los diecisiete integrantes de la lista de territorios no autónomos de ONU bajo supervisión de su Comité Especial de Descolonización.
Todavía, a día de hoy, para la ONU la potencia administradora sigue siendo España, dado que la organización opina que no se ha terminado de producir el proceso de descolonización, ya que queda pendiente el referéndum de autodeterminación, cuya resolución sigue en vigor. Aunque España ha renunciado a toda responsabilidad internacional sobre el territorio. Su soberanía es reclamada actualmente por el Reino de Marruecos, pero también por la República Árabe Saharaui Democrática, la organización política creada por el Frente Polisario.
En medio de este estatus que congela la situación del Sahara Occidental desde 1970 (desde que se aprobó la resolución para celebrar su referéndum de autodeterminación) se ha producido un movimiento que ha hecho revolucionar el conflicto: el reconocimiento el pasado año de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental por parte de la administración estadounidense encabezada por Donald Trump, a cambio de que Marruecos reconociera el Estado de Israel e iniciara relaciones diplomáticas con ese país.
España, ante esta declaración, exigió que se respetaran las resoluciones de Naciones Unidas. Es decir, la celebración del famoso referéndum de autodeterminación del Sahara Occidental que lleva 51 años de retraso. Y lo que le queda.