Cuando la lava del volcán de La Palma deje de fluir y se solidifique se generará lo que se llama malpaís, un terreno a base de rocas, que se irán erosionando con los años, de origen volcánico. Los vulcanólogos destacan de este terreno que es tan duro y complicado para caminar sobre el, que tras un día de trabajo de campo los zapatos suelen quedar inservibles.
La Real Academia Española define el término malpaís como un "campo de lava reciente, con una superficie tortuosa, estéril y árida". El Instituto Geográfico Nacional (IGN) va más allá y clasifica las coladas de lava en dos: 'malpaís', de aspecto escoriáceo y 'pahoehoe', lavas fluidas que dan lugar a lavas cordadas.
En definitiva que el malpaís viene determinado por la composición de la lava. En Canarias, hay cuatro 'malpaíses': el Malpaís de la Arena y Malpaís Grande, ambos en Fuerteventura y los Malpaís de Güímar y Malpaís de la Rasca, en Tenerife.
En Lanzarote también hay un terreno enorme de malpaís, consecuencia de la erupción del Timanyafa entre 1730 y 1736. Parte de este malpaís forma parte del Parque Nacional del mismo nombre
El malpaís es una tierra inservible para la agricultura durante décadas. Es una zona árida y estéril. Impracticable. Cuentan los vulcanólogos que cuando tienen que trabajar sobre el terreno en solo una jornada los zapatos quedan inservibles.
Cuando la lava se enfría, se convierte en una roca muy dura que tapa en la superficie y mata todo lo que había sobre ella. Cultivar en esa zona es imposible o muy caro tratar de recuperarla.
Dicen que los canarios adoptaron este término desde el francés, concretamente desde la palabra ‘pays’.
Desde las Islas Canarias el término llegó a América, donde es muy conocido el Monumento Nacional El Malpaís y el Carrizozo Malpís, en Nuevo México, Estados Unidos. Allí llegó el término malpaís de mano de los colonizadores españoles.