Barcelona ha vivido este martes la octava noche consecutiva de disturbios, que comenzaron la semana pasada en las protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel. Manifestantes han alzado barricadas con contenedores y han lanzado objetos como cristales para evitar la llegada de las furgonetas de los Mossos d'Esquadra, después de que estos han impedido que una manifestación antifascista llegara a la zona alta de la ciudad. La manifestación ha partido del centro de Barcelona sobre las 20 horas, y al mismo tiempo estaba convocada una concentración de extrema derecha en la plaza Artós del distrito de Sarrià. Un periodista ha resultado herido en la calle Villarroel por el lanzamiento de botellas por parte del grupo de manifestantes, según han informado fuentes policiales.
Pese a este hecho, el octavo día consecutivo de protestas para pedir la liberación del rapero Pablo Hasél se ha saldado con escasos incidentes y poca participación en la manifestación celebrada en Barcelona. En la capital catalana se han dado tres manifestaciones paralelas: una en la plaza Letamendi, que ha congregado a alrededor de 450 personas; otra en Sants, para pedir la libertad de un vecino detenido, que ha reunido a otras 350 personas; y una tercera en la plaza Artós, de símbolo contrario y bajo el lema "España no se quema", que ha congregado a alrededor de 20 manifestantes.
Los Mossos d'Esquadra han identificado a 15 de los manifestantes de Artós, y fuentes policiales han explicado que una de las personas identificadas tenía la orden de no participar en una manifestación, por lo que se le ha advertido antes de que empiece la concentración. El colectivo "Los de Artós", contrario a la independencia de Cataluña y que suele congregarse en esa plaza, se ha desvinculado de la convocatoria con un mensaje en sus redes sociales. "Ante las múltiples preguntas queremos aclarar que 'Los de Artós' ni somos organizadores del 'pasacalles festivo' de hoy ni vamos a formar parte de ello", han apuntado en un comunicado difundido en su cuenta de Twitter.
La manifestación convocada en apoyo a Pablo Hasél ha dado comienzo alrededor de las 19:00 horas en la plaza Letamendi, donde se han concentrado 200 personas en un primer momento, aunque la cifra ha ascendido a 450 pasada una hora, según datos de la Guardia Urbana. Desde la plaza Letamendi, los manifestantes se han dirigido por la calle Aragó hasta la calle Urgell con el objetivo de subir hasta la plaza Francesc Macià, aunque un dispositivo de antidisturbios de los Mossos d'Esquadra ha impedido el paso a la zona alta de la ciudad. En este punto se han producido lanzamientos de botellas contra la línea policial y se han cruzado barricadas, lo que ha provocado la intervención de los Mossos d'Esquadra para dispersar a los manifestantes.
En Sants se ha celebrado una asamblea en apoyo de Carles, uno de los detenidos en los disturbios del fin de semana a quien el juez de guardia envió ayer a prisión por riesgo de reiteración delictiva, después de que los Mossos d'Esquadra -según hacen constar en sus atestados- lo sorprendieran montando barricadas en tres ocasiones, aunque no pudieron alcanzarlo porque huyó en unos patines en línea. La concentración ha congregado a alrededor de 350 vecinos en la plaza de Sants, que han expresado su apoyo al manifestante encarcelado, un joven muy conocido en el barrio, y han convocado una protesta para el próximo sábado para exigir su puesta en libertad.
Sí se han registrado incidentes en una manifestación de apoyo a Hasel celebrada Vilanova i la Geltrú (Barcelona), donde un grupo de manifestantes ha roto cristales en la plaza de las Cols, ha realizado numerosas pintadas en comercios y ha lanzado pintura y piedras a la línea policial que rodeaba el cuartel de la Guardia Civil en el municipio, según fuentes de los Mossos d'Esquadra.
Las protestas ya han provocado que ciudadanos salgan a los balcones o de las casas a recoger los contenedores. Mateo, por ejemplo, increpó a los radicales desde su ventana con la palabra y con un gesto que le salió del alma. La respuesta: cristales rotos.
Juan bajó corriendo a recolocar los contenedores en cuanto su hija le avisó de que varios jóvenes estaban intentando hacerlos arder "¡Yo seré calvo sí, pero tengo cabeza para pensar!" Lo explica: "Los vecinos mayores luego tienen que respirar ese humo mientras duermen y les afecta mucho".