El final del uso obligatorio de las mascarillas en el exterior si se mantiene la distancia de seguridad es celebrado también por los más pequeños. Sonríen a la liberación de la mascarilla, aunque saben que hay ciertas limitaciones y que van a tener que seguir llevándola en interiores.
Lo cierto es que los niños conocen al enemigo mejor que muchos adultos, y a pesar de que la mascarilla les incomoda, saben que les ha protegido a ellos y a sus familias. Han crecido con ellas y han sabido adaptarse. Muchas veces han sido un ejemplo para los propios padres.
La mascarilla va a seguir siendo obligatoria en eventos multitudinarios que se celebren de pie al aire libre, pero no si se celebran sentados y se garantiza la distancia de 1,5 metros. También serán obligatorias en espacios cerrados de uso público, así como en los medios de transporte público, sitios públicos, etc.
La vacuna que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) autorizó recientemente para su uso en niños y adolescentes de entre 12 y 15 años fue la de Pfizer. De este modo, serían sus dosis las que van a utilizarse para ese grupo concreto de población, si bien para cuando llegue su turno la EMA y el resto de las autoridades competentes podrían introducir o no modificaciones sobre las vacunas contra la covid autorizadas.
Respecto al momento en que les tocaría recibir la vacuna a los más jóvenes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, adelantó que a los escolares de la ESO y Bachillerato, al grupo de edad que va de los 12 a los 17 años, se les vacunará las dos semanas previas al inicio del curso escolar. "Dos semanas antes del comienzo del curso académico", así lo anunciaba el Gobierno para preparar una vuelta normalizada a las aulas con menos restricciones.
Las edades comprendidas entre 10 y 19 años son el grupo de edad más afectados ahora mismo por el aumento de contagios. Sin embargo, hay que destacar que este incremento de contagios se está produciendo de forma leve y asintomática y que las muertes en este grupo de edad ha sido de cuatro por millón de niños y niñas.
Por eso, defienden que lo prioritario seria vacunar a los mayores de 16 porque son los que hacen una vida social más intensa y con ellos se conseguiría la inmunidad aproximada del 85% de la población.
Con esa inmunidad, los expertos plantean un debate ético y se plantean si esas vacunas para menores de 16 años habría que mandarla a países con menos recursos en los que el proceso de vacunación es mucho más lento y deficiente. El debate, de momento ,queda abierto.