La oleada de contagios de coronavirus que sacude a Europa fue el primer aviso para poner a España en alerta, donde es ahora el continuo incremento de la incidencia lo que alerta a las autoridades sanitarias. Aunque los casos han empezado a repuntar a una velocidad mucho más lenta que en la mayoría de los países del entorno europeo, lo cierto es que ese ritmo está aumentando, con una subida de 10,5 puntos del viernes pasado al lunes. Ya superamos los 82 casos por 100.000 habitantes, y por eso cada vez son más los presidentes autonómicos que se pronuncian advirtiendo de la necesidad de endurecer las medidas para controlar la transmisión. Máxime, cuando se acerca un diciembre cargado de festivos, con las Navidades como punto álgido para la multiplicación de los contactos sociales y, con ello, las probabilidades de propagación del virus.
En este contexto, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha sido de los últimos en manifestarse para mostrarse partidario de que se obligue a vacunar a todo el mundo "por las buenas o por las malas, por lo civil o por lo militar", ante el incremento de los contagios.
Según considera, si la vacuna fuese obligatoria este último repunte que se ha dado a nivel nacional e internacional de casos de coronavirus se hubiera "ahorrado". Por eso, ha rechazado tajantemente el discurso negacionista que "ha calado" en la sociedad y por el que mucha gente rechaza la vacuna. "No lo podemos tolerar, porque si no, no acabamos con la pandemia", ha subrayado ante los medios en el marco de un encuentro con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en Madrid.
Así, el presidente de Cantabria ha exigido que se creen instrumentos jurídicos para que sea obligatorio vacunarse y que los tribunales garanticen que "eso es posible" igual que se le obliga a la ciudadanía a pagar impuestos: "Para eso está el poder legislativo del país", ha recalcado.
"Más que restricciones pido que se vacune a todo el mundo, por las buenas o por las malas, por lo civil o por lo militar. No hay derecho que unos señores pongan en peligro al resto porque no se quieran vacunar", ha lamentado, defendiendo la libertad individual siempre que la libertad de cada uno "no perjudique a los demás".