Primero un minuto silencio. No ha faltado el recuerdo de los fallecidos en el accidente de Hiniesta. Y luego, el anuncio. El martes de la semana se viene se aprobará en el Consejo de Ministros un nuevo decreto ley con medidas de “prevención, control y contención” sanitarias tras el fin del estado de alarma del día 21. Se trata del 'plan b' que anunció la semana pasada la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, y cuya concreción será sometido a debate en un Consejo Interterritorial de Salud. El Gobierno quiere “aunar en una sola norma las medidas sanitarias que tendremos que continuar observando hasta que llegue la vacuna o un tratamiento eficaz para evitar el riesgo de un rebrote”. Es decir, sabremos cómo va a ser nuestro nueva normalidad y cómo se va a controlar nuestro día a día.
Sánchez ha hecho mención al comentario de Simón de que las cifras de muertos causaban estupor. Sánchez habla de 27.127 muertos aunque las funerarias hablan de más 43.000. El presidente reconoce que se debe tener un recuento homologado, pero hasta el momento el baile de las cifras es constante.
El presidente ha vuelto a hablar de unidad. “El enemigo es el virus y la política debe servir para unirnos, menos aún usando las víctimas como arma arrojadiza o apropiándose de una bandera que es de todos”, ha señalado mirando claramente a Vox y ha recordado que sin salud no hay economía.
Ante las quejas de algunos partidos de la oposición, Sánchez ha defendido la última prórroga del Estado de alarma que será aprobada hoy con el apoyo de PNV, ERC y Ciudadanos esta vez. Sánchez ha considerado que el estado de alarma nunca ha sido un capricho del Gobierno ni es la idea de un malvado Gobierno que quiere recortar libertades.
"Hemos pasado los peores meses de la historia de nuestra democracia.Han sido solo tres meses que han parecido un tiempo infinito. Hoy podemos decir que hemos superado los peores momentos de una pandemia que asola al resto del mundo pero hoy podemos decir que la pandemia se ha acabado. Los españoles han demostrado ser una sociedad responsable y solidaria, ir ganándole al virus día a día, semana a semana".
Sánchez se ha escudado en que "no ha habido y no hay ningún gobierno en el mundo preparado para esta sacudida. La reglas no solo eran nuevas sino que todo sobre el virus estaba por descubrir. Desde el principio decidimos mirar al virus de frente y no dejar a nadie atrás".
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha criticado también a la oposición por utilizar la bandera y el nombre de España "en vano" a lo q ue Abascal le ha contestado que vale con que la usen en sus mítines y sus actos y no la tiren al suelo como hacen sus socios de Gobierno o la quemen.
El presidente ha rechazado lo que ha calificado el "veneno del odio" y ha proclamado "alto y claro" que viva el 8 de marzo, en respuesta a la investigación que está llevando a cabo una jueza de Madrid, sobre la incidencia que tuvo este evento en la expansión del virus y la responsabilidad que pudo tener la Delegación del Gobierno de Madrid por autorizarlo. "Estamos aquí porque nos han votado los ciudadanos", se ha justificado antes de añadir que "no hay buenos españoles y malos españoles, no hay buenos y malos ciudadanos" y de pedir que no se use la bandera como si fuera "un arma" o como si fuera una "frontera que separa". "No usemos el nombre de España en vano, no usemos ninguno de los símbolos que fueron creados para representar lo que nos une que es mucho más que lo que nos separa", ha añadido.
Según a dicho, virus en latín significa "veneno" y cree que ese veneno se está viendo en algunos lugares como en EEUU. Pero ha pedido que no cuaje en España. "El veneno es el odio, es el más dañino porque corroe las sociedades y aniquila las comunidades", ha exclamado.
Por ello, ha pedido decir "no al veneno del odio, no a la violencia física, no a la violencia verbal, no al insulto y no a la provocación" y ha reclamado "concordia" en la reconstrucción del país y una "nueva actitud política". Pero en su discurso ha querido proclamar "alto y claro: viva el 8 de marzo", rechazando así una de las acusaciones que realiza la oposición para culpar al Gobierno de la expansión de la pandemia en España. Abascal no se ha quedado corto en su respuesta al señalar que quien envenena es su vicepresidente que sí que quiere una Guerra Civil en España, mientras Casado le ha echado en cara escudarse en sus ministros para tapar su desastrosa gestión, y le ha preguntado por qué cesó a Cobos por no cometer una ilegalidad pudiendo cometer un delito de prevaricación. No solo eso, Casado anunció poner en marcha una comisión de investigación en la que el Gobierno no podrá mentir.